El Salmo 94:14 dice: “Ciertamente el Señor no desampara a su pueblo”. Otras traducciones dicen que Él no rechazará a Su pueblo, no lo desechará o no se alejará.
Me encanta cómo lo expresó Charles Spurgeon, un aclamado predicador inglés de la década de 1800: “‘El Señor no desechará a su pueblo’. Aférrate a esa preciosa seguridad. Incluso si Satanás viniera y te susurrara: “El Señor te ha desechado”, no lo creas; no puede ser. El diablo tiene sus desechados, pero Dios no tiene desechados. A veces toma los náufragos del diablo y los convierte en trofeos de Su poderosa gracia; y cuando lo haya hecho, serán Su pueblo.”
Esto debería ser un gran consuelo para todos los creyentes. Nada de lo que puedas hacer te separará del amor de Dios. (Lo que sea que te haya venido a la cabeza, no, ni siquiera eso).
El hecho de que Dios no nos dejará se repite a lo largo de las Escrituras, pero, sinceramente, es difícil de comprender por completo porque muchas cosas en nuestro mundo son temporales o cambian según las circunstancias. Pienso en las formas en que nos deshacemos de las cosas: regalamos, vendemos, desechamos, empeñamos, y por qué nos deshacemos de las cosas, tal vez las consideramos inútiles, viejas, rotas, feas. Y luego pienso en las formas en que efectivamente nos deshacemos de las personas (divorcio, rechazo, separación, abandono) y por qué terminamos las relaciones, tal vez las consideramos tóxicas, desagradables, indignas o infieles.
La verdad es que Dios podría llamarnos a cada una de nosotras muchas de esas cosas. Él podría justificar darnos la espalda. Pero Él no nos deja, y no lo hará. Incluso si nos alejamos de la fe, Dios está esperando para darnos la bienvenida.
Gracia asombrosa. Bendita seguridad. Eres profundamente amada y no estás sola.
Sara
