Una de las oraciones que creo que todas las hijas de Dios deberían hacer a diario es: “Padre, dame ojos para ver. Ayúdame a ver desde Tu perspectiva.” ¿Por qué? Porque, la mayoría de las veces, vemos la vida y nuestras situaciones a través del lente de nuestra fragilidad e insuficiencias como seres humanos.
A menudo olvidamos lo que Dios nos ha dicho. Comenzamos a entrar en pánico y a desesperarnos porque vemos lo grande o aparentemente imposible que es el desafío que tenemos ante nosotras. Estos son los momentos en los que debemos recordar que El que prometió es el Creador, Dueño y Hacedor de los cielos y la tierra. Su poder y Su fuerza son inagotables.
Por eso es tan importante que oremos cada día para tener la perspectiva de Dios. Dios es quien nos ayuda a empezar a ver la vida, los desafíos y las respuestas a las oraciones a través de Su lente y Su perspectiva. Esto nos permite vivir una vida más tranquila porque sabemos en quién hemos creído y estamos seguras de que Él siempre cumplirá.
El poder inmenso de Cristo
Mi querida amiga, quiero animarte con estas palabras. El que te ha llamado no está limitado por la economía de la tierra. El que te ha llamado no depende de nadie para cumplir lo que ha dicho o lo que pretende hacer.
El que te ha llamado es ante todo fiel, y es inagotable.
Él es capaz de hacer, manifestarse y responder mucho más allá de lo que tu mente humana puede comprender o incluso imaginar. No lo hace para presumir, sino para mostrarte cómo vivir. Él quiere que vivas una vida de fe y confianza en Él. Una vida que no se vea perturbada por las tormentas y las preocupaciones de la vida. Una vida que no se agite por el miedo.
Él quiere que te eleves a un lugar muy por encima de las situaciones y circunstancias de la vida.
El poder de Cristo dentro de ti
Efesios 3:20-21 nos recuerda que el gran poder de Dios está obrando dentro de nosotras. ¡Aleluya!
Así que este gran poder no solo cambia las cosas externas, sino que vive dentro de los creyentes y puede transformarnos en las personas que Dios quiere que seamos. Si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón, hoy puede ser el día. Tú también puedes recibir el perdón, la gracia y el poder de Cristo obrando en tu vida. Todo lo que se necesita es fe en Jesús. Elige abandonar tus viejos hábitos y ora para que Su poder y Su Espíritu te cambien desde dentro.
Por más que el poder de Cristo esté al alcance de las creyentes, hay ocasiones en las que permitimos que el pecado comience a apoderarse de nosotras y nos impida vivir en plena obediencia y libertad. Si ya eres creyente y te encuentras en una situación en la que un pecado específico te tiene atrapada, recuerda que el poder de Jesucristo está dentro de ti. Él es quien puede transformarte si tan solo vives y te rindes en obediencia a la voz del Espíritu Santo.
Estamos llamadas a vivir una vida de completa obediencia a las palabras de Dios. Mantén la cabeza alta, amiga mía. El poder del Creador del universo está dentro de ti y ese poder es capaz de hacer mucho más de lo que puedas pensar o imaginar.
SHALOM.
Ebos Aifuobhokhan
