¿Qué significa ser fuerte? Nuestro mundo lo define como la habilidad de una persona para confiar en sí misma, sin necesitar de nada o nadie más. Tristemente, esa definición de fuerza suele estar presente en nuestra relación con Dios. Dios sabe que no podemos hacer nada por nuestra propia cuenta. La vida en él no puede ser vivida con nuestra propia sabiduría ni con nuestro entendimiento. Ser las personas que él quiere que seamos no puede ser logrado en nuestras fuerzas. Así que cuando Dios nos llama a ser fuertes y estar firmes, Él dice “apóyate en mí, mírame, mira mi rostro, confía en mí, confía en mi fuerza y sabiduría para ti”. Por nuestra propia cuenta no tenemos idea de cómo pelear contra el enemigo. En el libro de Apocalipsis es llamado la serpiente antigua. Él ha estado en esta lucha por mucho más tiempo del que la Tierra ha existido, pero Dios nos invita a aprender de Él. Es hora de abandonar nuestros esfuerzos y entonces, empezar a apoyarnos en Él.
Una de las prendas más incómodas que podemos usar cuando no vienen en la talla correcta son los zapatos. Cuando los zapatos nos lastiman, afectan mucho en nuestro rango de movimiento. Verás a alguien quitarse los zapatos cuando éstos son un impedimento más que un beneficio. Una persona puede tener la ropa más costosa y elegante, pero sin los zapatos adecuados,está incompleta.
Para la batalla en contra del enemigo, no podemos ir sin zapatos. Un soldado no va a la batalla sin zapatos. Los zapatos significan que estamos listos para movernos. El evangelio nos provee de ese calzado flexible, seguro, protector y diseñado especialmente para movernos ante toda labor de hijos de Dios. Si uno es herido en el pie durante la batalla, se convierte en presa fácil para el enemigo.
El evangelio es el mensaje de paz, salvación y verdad. Como hijas de Dios que quieren estar firmes y alertas ante los planes del enemigo, debemos estar siempre listas con la verdad. Cuando encaramos las mentiras podemos refutarlas con la verdad de la Palabra de Dios. Estamos en una zona de constante alerta y movimiento para rechazar las maquinaciones del enemigo con el evangelio.
Si fuera a correr un maratón, no lo haría en tacones. Buscaría los tenis más cómodos y eficaces que el dinero pueda comprar para que pueda correr bien. Lo mismo sucede en la batalla espiritual. No podemos ganar por nuestra cuenta, con nuestras palabras o con nuestra sabiduría. Completamos nuestra armadura con la verdad adjunta en la Palabra de Dios. La Palabra nos brinda plenitud en todo. Cuando la Palabra de Dios entra, no importa por cuánto tiempo la oscuridad y el caos hayan reinado allí, lo cambia todo. La Palabra de Dios tiene el gran poder de transportarnos de lo mundano a lo divino. Tiene el poder de derribar a cualquier enemigo o barrera. Su poder nos hace capaces de estar firmes y listas ante cualquier cosa que el enemigo arroje contra nosotras.
Somos más rápidas y hábiles para pelear contra el enemigo cuando tenemos el calzado correcto: el evangelio de la paz.
Observa cómo Jesús peleó en Mateo 4:3-4: “Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
Al enfrentar sus propias batallas, Jesús no usó ningún poder sobrenatural para pelear. él simplemente citó la Palabra de Dios.
Tenemos nuestra Biblia y al Espíritu Santo que nos habla- tenemos tanto la Palabra de Dios escrita y hablada con nosotras diariamente. Amigas, tienen todo lo que necesitan. ¡Levántense y luchen! El Señor está de su lado.
Ebos
Desafío Semana 3:
Esta semana, enfócate en orar por esas áreas de tu vida en donde batallas por hallar paz. Quizá son pensamientos ansiosos que invaden tu mente en el momento que abres los ojos o que te bombardean al intentar dormir. Cualquiera que sea esa lucha que te quita la paz, anótala y ora cada vez que esos pensamientos aparezcan. Aprende a reemplazar los pensamientos negativos con todo lo que es verdadero, noble, justo y puro,
Semana 3 Plan de Lectura
Semana 3 – Versículo para Memorizar