“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
Hebreos 11:6
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Acepté a Cristo cuando tenía diecisiete años. Desde entonces, he tenido una cantidad de dificultades en mi vida. Desde un desorden alimenticio que me dejó propensa a problemas de salud mental y depresión, hasta un diagnóstico de endometriosis, que no solo me produce mucho dolor físico sino que me deja en cama por varios días.
En mis primeros años como creyente, le preguntaba muchos “por qué” a Dios. ¿Por qué estoy pasando por esto? ¿Por qué no sólo me quitas esto?
Pensaba que mi esperanza dependía de mis circunstancias, como si sólo pudiera confiar en Dios si Él me sanaba.
Una sabia amiga y mentora me ayudó a entender que, aunque Dios es capaz de sanarnos, es por Su gracia que no nos permite ser sanadas, para que podamos aprender, día a día, a depender completamente de Él.
Comprendí que mi esperanza en Él no tenía nada que ver con mis circunstancias. Él es fiel en todo, y nuestra esperanza en Él no puede ser sacudida.
Han pasado quince años desde aquel verano donde acepté a Jesús como mi Señor y Salvador, y estoy agradecida por cada dificultad que tuve que atravesar. Desde el principio, mi fe se enfocó en conocer las promesas de Dios, que sentir las promesas de Dios.
Creo que es maravilloso cuando tenemos estos momentos donde “sentimos a Dios” – nos dan ánimos y valor para continuar en nuestra carrera de fe- pero también creo que no debemos depender solamente de esas emociones para determinar si algo es o no verdadero.
Este mundo se parece mucho a un torbellino. Sus valores y opiniones cambian diariamente, abriendo paso a que nuestros sentimientos dirijan nuestros caminos en cuanto a la fe y las promesas de Dios.
Debemos ser mujeres de la Palabra que no sólo la lean y la apliquen cuando así lo sientan, sino mujeres que viven en la Palabra y que construyen sus vidas alrededor de lo que dice; mujeres que creen en las promesas de Dios y que Él puede cumplir todas y cada una de ellas, y que son capaces de confiar, aunque cuando todo a su alrededor es confuso.
Y con esto en mente, repasemos lo que dice Hebreos 11:13-16.
Estas sombrosas y fieles personas, Abel, Noé, Sara, Moisés, entre otros; todos murieron sin haber recibido las cosas que se les habían prometido. ¿Cómo fue que perseveraron? ¿Cómo fue posible que aún confiaran y caminaran en fe cuando nunca vieron lo que Dios les había prometido en vida?
La respuesta es la esperanza. La esperanza los hizo perseverar.
El versículo 16 nos ayuda a entender cómo la esperanza fue la respuesta, y nos muestra una aplicación práctica para nuestras vidas. Dice “pero anhelaban una mejor, esto es, celestial”. En medio de sus vidas cotidianas, quehaceres, los anhelos de sus corazones, las dificultades de la vida terrenal, en medio de todo esto, ellos se aferraron a la esperanza y a la promesa de una vida por venir,una vida eterna con Él. Ellos vivieron con la eternidad en mente y eso marcó su vida en la fe.
No importa lo que esté sucediendo a nuestro alrededor amiga, tú y yo tenemos una esperanza mayor a la cual aferrarnos, una que no cambiará según la cultura y los valores cambiantes de este mundo. Si estos héroes de la fe nos enseñan algo, es que debemos mirar a lo eterno, y no a las cosas de este mundo.
Mis oraciones en tiempos de dificultad y dolor a lo largo de los años cambiaron. Dejé de preguntar “¿por qué?”, y empecé a pedir por fortaleza y perseverancia. Estoy aprendiendo que, aunque lento pero seguro, la meta no es curarse, ni siquiera el alivio lo es. La meta siempre es una mayor intimidad con Dios. Somos capaces de resistir y caminar en fe si nuestra esperanza se encuentra en el nombre de Jesús, nuestro precioso Salvador y Amigo que ha prometido nunca abandonarnos ni olvidarnos.
¿Cuál es nuestra esperanza en la vida y en la muerte?
Sólo Cristo, sólo Cristo
¿Cuál es nuestra única confianza?
Que nuestras almas le pertenecen*.
Con amor en Cristo,
Petra
*Cristo nuestra Esperanza en Vida y muerte, por Keith y Kristin Getty, Matt Boswell y Matt Papa