Esta semana estamos estudiando el casco de la salvación. Las heridas en la cabeza pueden ser fatales. Así que cuando los soldados salen a batalla, el casco les protege el cráneo que a la vez protege al cerebro, que es el centro de operaciones del cuerpo entero.
Una vez que el enemigo consigue meterse en nuestras mentes, en nuestros pensamientos, nos ha acorralado. Las guerras comienzan debido a que a un grupo de personas les lavaron el cerebro. Reinos y dinastías cayeron debido a que un pensamiento surgió y se expandió. Una persona es dominada por aquello que ocupa sus pensamientos. Las batallas más difíciles de ganar son las mentales; porque si se gana en la mente, se gana en todo lo demás. Si el enemigo logra abatir y conquistar los pensamientos de una persona, podría considerarse una derrota total.
Una persona sin la protección de Cristo será presa fácil para los ataques del enemigo. El diablo buscará atormentar sus mentes con toda clase de maldades. Recuerdo un tiempo cuando fui atormentada por Satanás en mi mente. Estaba tan exhausta. Quería tener paz. Estaba tan temerosa de mis pensamientos hasta que Dios me rescató. Recuerda haber orado un día: “Padre,cualquier batalla que tenga que librar en mi mente, sé que Tú siempre la ganarás”. Nuestro Buen Padre ganó esa vez y sigue ganando.
El diablo es nuestro adversario, engañoso y mentiroso. Él asedia los pensamientos de las personas con caos, con sus fallos, sus debilidades y carencias. Desea llenar nuestras mentes con tantas mentiras hasta que constantemente nos sentimos abatidas en todas direcciones.
Sólo seremos capaces de ganar esta pelea si tenemos una mente renovada. Una mente renovada proviene de una constante y consciente alimentación de verdad para nuestras mentes y la hallamos en la Palabra de Dios. Cuando el diablo quiera venir con sus mentiras, hallaremos una defensa segura.
Dios hizo esta maravillosa obra en mi vida al bendecirme con un hambre por Su Palabra. Uso la connotación de “bendición” porque realmente es una gran bendición el tener un deseo constante de leer y estudiar la Palabra de Dios. Una persona que constantemente busca la Palabra nunca estará lejos de Dios.
Entre más leamos y obedezcamos la Palabra de Dios, más nuestras mentes serán transformadas, renovadas y estarán enfocadas en Dios. Cuando nuestro enfoque es Dios y Su Justicia, contamos con una poderosa arma que nos protegerá de las maquinaciones del diablo.
Ebos.