Dos Tesoros

 

Pues donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” – Mateo 6:21  

 

¿Dónde está tu tesoro al que diriges todo tu amor? 

¿Tu cónyuge, tu hijo, el dinero, tu carrera o un ministerio? 

¿O es Cristo y Su herencia?

 

Me encantaría decirte que, para mí, la respuesta a esa pregunta es fácil. Tengo un amor inquebrantable e inconmensurable por mi Salvador Jesucristo. Sin embargo, a menudo me encuentro luchando contra la tentación de apretujar a mi marido y a mis hijos hacia el trono de Dios. 

 

El Señor nos advierte en Mateo 6 del peligro de buscar satisfacción y seguridad a través de la posesión de cosas y la acumulación de tesoros. El Señor incluso describe dos clases diferentes de tesoros: uno en la tierra y otro en el cielo. El tesoro terrenal puede ser destruido por el óxido y las polillas y puede ser robado por ladrones. Está sujeto a los riesgos de la vida y no es permanente. El tesoro celestial es intocable en cuanto a los riesgos terrenales y permanecerá para siempre durante toda la eternidad. 

 

De vez en cuando, necesitamos hacer una revisión del “corazón”. La gente, en última instancia, hace lo que está en sus corazones. La cantidad de tiempo y pensamiento que le dedicas al tesoro terrenal o al celestial determina dónde está tu corazón verdadero. Por lo tanto, si nos deleitamos en el Señor diariamente, Él cambiará los deseos de nuestro corazón para alinearlos con los Suyos.

 

se reunieron con sus hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor.”- Nehemías 10:29   

 

Nehemías 10 nos da un maravilloso ejemplo de cómo los judíos volvieron a consagrarse como nación. Hicieron un pacto público con Dios y una decisión de ser fieles en sus relaciones, fieles en sus negocios y fieles en su servicio a Dios.

 

 Podemos pensar que es posible mantener a Dios en primer lugar en nuestras vidas, así como a la familia, los amigos y las cosas materiales. Sin embargo, nos estamos engañando a nosotras mismas. Cuando comenzamos a adorar los dones que Dios nos da más que al Dador del don, estamos entrando sutilmente en territorio peligroso, porque lo que atesoramos se convierte en nuestro amo.

 

Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;“. – Filipenses 3:20  

 

Cuando tu tesoro está en la tierra, tu corazón se ancla a esta tierra. Pero las creyentes no somos ciudadanas de esta tierra, somos ciudadanas del cielo. Nuestros corazones deben estar anclados al cielo, para que nuestro tesoro sea indestructible, interminable y eterno.

 

Cada vez que lucho por mantener a Dios como el centro de mi vida, tengo que recordar diariamente quién es Dios y cuán importante es Él para mí. 

 

Dios no es mi Amo por derecho de creación, pero si es mi Amo por derecho de compra. Fui comprada con un precio, la preciosa sangre de Jesucristo. Cuando recibí el Espíritu Santo como un compromiso deliberado de fe en Jesucristo, reconocí que ya no soy mía. Soy hija de Dios. Mi tiempo, mi dinero y mis talentos no son míos. Todos pertenecen a Dios.  

 

Se nos presenta la elección de a quién vamos a servir. No puede ser Dios y todo lo demás. 

Sólo Dios o nada.     

 

Cada vez que lucho con mi preocupación y obsesión con cosas que no son de Dios, paro todo y empiezo a orar. Puede que muchas de ustedes no tengan esta lucha, pero sé que algunas sí. Oraré por cada una de ustedes. 

 

Padre Dios, confieso que soy una persona con un corazón dividido. Estoy muy agradecida de que me hayas bendecido con los regalos que son mi esposo y mis hijos. Pero hay veces, Padre, en que me cuesta no hacer de ellos mi todo cuando sé que ese papel es solo Tuyo. Por favor, perdóname. Quiero servirte y adorarte de todo corazón. Pero hay veces, Padre, en que quiero “cosas” más de lo que quiero Tu reino. Por favor, perdóname. Ayúdame a amarte y a servirte con sencillez de mente, corazón y espíritu. Padre Dios, evita que pierda el tiempo persiguiendo cosas que no durarán. Padre, por favor dame Tu perspectiva eterna. En el nombre de Jesús. Amén.  

 

 

Paz y gracia para ti,

Terria

 

 Semana 5 – Desafío 

Esta semana en nuestra lectura, observaremos una gran celebración del pueblo de Dios ante la obra de reconstrucción que Él había hecho y seguía haciendo. ¿Qué está haciendo Dios en tu vida ahora mismo que puedas celebrar? Tanto si la obra ha terminado como si no, reserva un tiempo esta semana para celebrar y alegrarte, proclamando la fidelidad de Dios mientras sigue obrando en tu vida y en tus circunstancias.

 

 Semana 5- Plan de Lectura 

 

 Semana 5 – Versículo para Memorizar 

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