Dios Puede Hacer Mucho con Poco

 

La historia de Jesús alimentando a los cinco mil es un milagro familiar y bien conocido de Jesús. También es el único milagro de Jesús que se registra en los cuatro Evangelios. En este pasaje, hay mucho que podemos aprender sobre la naturaleza y el corazón de Jesús. Si bien hay mucho que podemos aprender aquí, hay algunos puntos clave que se destacan a medida que leo.

 

Primero, aprendemos que Jesús nos ve y se identifica con nosotras.

Jesús acababa de sentarse con Sus discípulos, después de hacer muchos milagros y sanar a los enfermos. Sin embargo, cuando miró hacia afuera, vio la multitud de personas que lo buscaban y venían a Su encuentro. Si bien pudo haber usado ese momento para levantarse y comenzar a enseñar, predicando a las multitudes, como lo hizo a menudo; en su lugar planteó una pregunta a los discípulos.

 

Juan 6:5 dice: Cuando alzó Jesús los ojos y vio que había venido a él una gran multitud, dijo a Felipe: —¿Dónde compraremos pan para que coman estos? Su pregunta a los discípulos en ese momento nos da una idea de cómo Él notó y respondió a las necesidades físicas de la gente de la misma manera que Él vio las necesidades espirituales.

 

A veces, me pregunto si podemos sobre-espiritualizar las cosas en la vida. Me pregunto si a veces nos sentimos como si nuestras necesidades físicas y prácticas no le importaran tanto a Dios como nuestro crecimiento espiritual. En este momento, Jesús mostró a Sus discípulos (y a nosotras) que no solo le importan nuestras necesidades más básicas y prácticas, sino que también quiere proveer para nuestras necesidades. Su ojo está sobre nosotras, y Él busca mostrarse fuerte a los que lo miran (2 Crónicas 16:9).

 

Segundo, aprendemos que Dios puede hacer mucho con poco.

Cuando Jesús preguntó dónde podían comprar pan para que toda la gente pudiera comer, los discípulos respondieron: —Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero ¿qué es esto para tantos? (Juan 6:9).

 

Cuando te enfrentas a una multitud de 5.000 hombres (algunos estudiosos estiman que había 15.000 personas cuando se cuentan las mujeres y los niños), parecería absurdo pensar que un puñado de panecillos y algunas piezas de pescado podrían satisfacer el hambre incluso de una sola persona, mucho menos de una multitud de ese tamaño. Era una reacción natural preguntarse: “¿De qué sirve esto cuando hay una necesidad tan grande a mi alrededor?

 

Pero esto es lo que veo en este milagro: Dios puede hacer mucho con poco. Poco se convierte en mucho cuando Dios está obrando en ello. Y Dios se especializa en usar cosas ordinarias. Él sabe cómo hacer frente a las necesidades más grandes de una manera milagrosa, y Él a menudo usará lo que ya ha puesto en nuestras manos. No subestimes lo que Dios te ha dado. Podría ser lo mismo que Él usará para tu bien, para el bien de los demás, y para dar gran gloria a Su nombre.

 

Tercero, Dios tiene un suministro infinito del que podemos sacar, más que suficiente.

Lo que comenzó como poco se convirtió en más que suficiente en Sus manos. Jesús proveyó “todo cuanto querían” (Juan 6:11). Cuando venimos a Jesús y dejamos que Él sea la fuente para satisfacer nuestras necesidades, encontramos que cada deseo puede ser satisfecho en Él. Él quiere satisfacer todas nuestras necesidades conforme a Sus riquezas en gloria. Cuando nos deleitamos en Su Palabra, cuando participamos del mismo Pan de Vida, no nos faltará.

 

Cuarto, nada se desperdicia con Dios.

Hubiera sido suficiente para Jesús satisfacer las necesidades de la gente con una buena comida. Se habrían ido satisfechos. Pero cuando todo estuvo dicho y hecho, nada fue desperdiciado. “Cuando se saciaron, dijo a Sus discípulos: —Recojan los pedazos que han sobrado para que no se pierda nada.” (Juan 6:12).

 

Jesús se encargó de que los discípulos no dejaran atrás ninguna parte de Su provisión, incluidos los pequeños trozos que algunos pueden haber dejado. Él no solo proveyó para su “hoy”, sino que se aseguró de que tendrían más para su “mañana” también. Lo que presenciaron que Él hizo, lo recordarían en los días venideros y sacarían fuerza y revelación de Su capacidad para satisfacer sus necesidades.

 

Lo que nos lleva a una observación final: cuando Dios se mueve en nuestra vida, es una muestra inequívoca de quién es Él.

 

Cuando Dios obra en nuestras vidas, no hay duda de Su bondad y fidelidad. Seamos prontas a darle la alabanza y la gloria por ello (ver Juan 6:14). Seamos las que reconozcan Su poder en acción, hablen a otras de Su bondad y le alaben por todo lo que Él ha hecho.

 

Andrea

 

Semana 3 – Desafío

 

En esta semana, nuestra lectura se centra en una sección de Juan que explica cómo Jesús es el pan de vida. Lee Éxodo 3, 14 y 16 y registra las similitudes que encuentras en estos capítulos con nuestra lectura de Juan con respecto a cómo Dios muestra control sobre la naturaleza, específicamente el agua y cómo proporciona pan para Su pueblo.

 

Semana 3 – Plan de Lectura

 

Semana 3 – Versículo a Memorizar

 

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