Dios es Nuestra Fuente

 

 

En Lucas 12:29-32 Jesús le dijo a Sus discípulos:” no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.”

 

Momentos antes de sentarme a escribir este blog, me encontraba haciendo la lista de compras que necesito para la semana entrante. ¿Lo más importante de mi lista? Crema para mi café. Es un simple placer en mi vida, pero me aseguro de tener ese maravilloso toque de crema en mi café cada mañana. Y mientras lo colocaba en mi carrito de compras, me asombré de lo mucho que el precio se ha elevado en los últimos meses. Por un momento, mi mente comenzó a imaginar que, si los precios seguían aumentando, podría afectar más allá de mi rutina de café matutina. Y antes de poder darme cuenta, ya estaba preocupada por mis necesidades. 

 

Cuando Dios nos dice que no nos preocupemos por lo que comeremos o beberemos, y en vez de ello procuremos Su reino, no significa que Él minimice nuestras necesidades básicas o nos pida que las hagamos a un lado. Dios desea que fijemos nuestra atención en Él y aprendamos a buscarlo como nuestro Proveedor y Fuente. Aquellos que no conocen los caminos de Dios no pueden hacer más que angustiarse por sus necesidades. Pero los que conocen quién es Dios y la forma en que trabaja, sabemos que podemos confiar plenamente en Él ante cada necesidad que enfrentemos. 

 

 Mientras el mundo crece en ansiedad día con día, Dios solo quiere que sepamos que Él cuida de nosotros tanto como Sus amados hijos. El mundo puede estar cada vez más preocupado por los precios de la leche o el pan, pero sabemos que no debemos ser presas del pánico como ellos. Dios sabe que tenemos las mismas necesidades. Y no nos ha abandonado ni ignorado. Pero Él quiere que coloquemos nuestros corazones en una dirección distinta a la del mundo al ejercitarnos en los principios del reino: confiar en el Señor, buscar Su justicia, ser obedientes a Su Palabra, ser generosos con nuestras vidas y recursos, compartir el Evangelio y caminar en fe. Y mientras lo hacemos, aprenderemos quién es nuestra Fuente  y que Él proveerá. 

 

Siempre recuerdo una historia que mi abuela me contaba cuando era pequeña. Su padre era pastor en un pequeño pueblo rural en Oklahoma en los 1930s. Tenían muy poco y el salario por parte de la iglesia apenas si alcanzaba para poder pagar las cuentas y poner comida en la mesa cada semana. La situación era muy parecida al resto de las familias que se reunían en la iglesia durante la Gran Depresión. Pero confiaron en el Señor y fielmente continuaron sirviendo. 

 

Hubo un recuerdo en particular que mi abuela contaba. Un imprevisto sucedió y los diáconos se olvidaron de pagarle a su padre por un tiempo, pensando que algún otro líder de la iglesia ya se estaba haciendo cargo. Al pasar de los días, mi abuela recuerda que llegaron a un punto en donde ya no había comida ni dinero para comprarla. Sus padres, que no sabían cómo manejar la situación, hicieron lo que mejor podían hacer: orar. Así que reunieron a la familia en la sala y oraron para que Dios enviara una respuesta, creyendo que Él proveería. 

 

Unas horas más tarde, tocaron a la puerta. Un granjero, diácono de la iglesia, estaba parado en el pórtico. Le dijo a mi bisabuelo que mientras trabajaba sus tierras, el Espíritu Santo lo trajo a su mente. No podía dejar de pensar en él, así que botó sus herramientas y se dirigió hasta la casa de mi bisabuelo. De ese modo, pudo dar a conocer su necesidad a la iglesia y todo se pudo arreglar. 

 

Esta experiencia fue un claro recordatorio para mi abuela, y sirvió como testimonio para otros, de que Dios es compasivo, un Buen Padre, y que está muy consciente de nuestras necesidades diarias. El Salmo 37:3-5 nos recuerda que cuando perseguimos las cosas de Dios, cuando nos deleitamos y confiamos en Él, Él responderá nuestras oraciones y obrará en nuestro favor. Más adelante en el mismo Salmo, en el versículo 25, dice: “ Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan.” 

 

Justo como Dios actuó a favor de mi abuela cuando era una niña, lo hace con nosotras hoy día, mientras confiamos en Él, lo buscamos y caminamos en Sus sendas, le presentamos nuestras necesidades y más. Él es fiel a Su Palabra y a Sus promesas. No es un genio al que le podamos pedir cosas, es El Soberano Dios. Pero también es un buen Padre, y cuando aprendemos a arraigarnos en Su Palabra y promesas, a confiar en Él y buscarlo, hallaremos que Su fidelidad nunca termina. Cuando confiamos en que Dios es nuestra Fuente y provisión, estamos frente a un poderoso recurso que el mundo no puede entender. 

 

 Hoy, en lugar de preocuparnos por las necesidades que tenemos, recordemos que los caminos fieles de Dios han sido probados a través de generaciones. Si tienes una gran necesidad en tu vida, confía en que Él observa, sabe, y se ocupa. 

 

Andrea

 

Andrea

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes