Dedícate a la Oración 

 

Observa a lo largo de la Biblia y verás cómo Dios se mueve poderosamente a través de Sus hijos cuando se dedican a la oración. Lo presenciamos al comienzo del libro de Hechos de los Apóstoles cuando Dios dio inicio a la iglesia y lo hemos visto cuando Él respondió milagrosamente a las oraciones de aquellos que se atrevieron a orar con valentía a lo largo de la historia de nuestra iglesia. 

 

Una de esas oraciones fue la de William Tyndale, siendo corta y directa: “Señor, abre los ojos del rey de Inglaterra!” Tyndale, un experto tanto en la lengua hebrea como en la griega, tradujo la Biblia y creía que la Palabra de Dios debía estar en inglés al alcance de todos en Inglaterra, desde el rey real de Inglaterra hasta el sirviente común. Tyndale creía también que la gente debía leer la Biblia por sí misma y dejar que la Palabra de Dios le hablara directamente en lugar de depender de un sacerdote que les recomendara lo que debían hacer. Finalmente, Tyndale fue sentenciado a muerte por sus opiniones, pero justo antes de morir, él hizo esa sencilla oración para que todos lo que estaban reunidos a su alrededor lo escucharan.  Aunque murió ese día, su oración no murió con él. Con el tiempo, la oración de Tyndale fue respondida. El rey cambió de opinión y, finalmente, casi todos los hogares de Inglaterra tenían una Biblia traducida al Inglés.

 

Como Tyndale, la iglesia primitiva en Hechos estaba dedicada a la Palabra de Dios y a la oración. Era una iglesia sencilla. No tenía un edificio grande para reunirse, sino que se reunía en las casas de las personas. No tenía un gran presupuesto para implementar programas para alcanzar a la comunidad. Sin embargo, los nuevos cristianos se acercaban a aquellos que ya estaban en sus vidas y a los que vivían en sus comunidades. La iglesia primitiva ni siquiera tenía un equipo digno de adoración, pero la gente cantaba y adoraba a Dios en sus hogares, tal vez incluso cantaban un poco fuera de tono de vez en cuando. Sin embargo, a pesar de todo lo que esta iglesia no tenía según nuestros estándares de hoy en día, lo que sí tenía era un grupo de personas dedicadas a unas pocas “actividades” simples. Estas personas normales y medias se dedicaban a cuatro actividades:

  1. Se tomaban en serio el aprendizaje acerca de Dios.
  2. De forma intencionada, dedicaban tiempo en su día a pasarlo con otros creyentes.
  3. Comían juntos a propósito.
  4. Oraban juntos.

 

Dios usó a esa gente sencilla y común con sus actividades cotidianas y bendijo a Su iglesia y creció. En un solo día, 3.000 personas se convirtieron en cristianas y desde allí se extendió el evangelio como la pólvora hacia el resto del mundo.

 

Mientras leo y reflexiono sobre esa iglesia primitiva en Hechos, me pregunto qué podría hacer Dios a través de nuestra generación si volviéramos a nuestras raíces, a esas cuatro actividades simples … ¿Qué podría hacer en esta generación si nos dedicáramos unos a otros en oración, en comunión y en unidad como las personas de la iglesia primitiva?

 

Ese es el corazón y la pasión detrás de este estudio: buscar y pedirle a Dios con nuestras oraciones como lo hizo la iglesia primitiva, ser dedicadas a la oración como lo fueron ellos. Nosotras debemos arriesgarlo todo y esperar que Dios responda a nuestras oraciones porque Él lo hará. Puede que no siempre sea en nuestro marco de tiempo o de la manera que esperamos, pero Él responderá.

 

Así que, como la iglesia primitiva en Hechos, dediquémonos a la oración. Comencemos hoy haciendo de la oración una prioridad en nuestras vidas y un hábito diario en nuestro calendario.

 

“La oración eficaz del justo puede mucho.” Santiago 5:16b

 

Querido Padre Celestial,

Enséñanos tus caminos. Danos ojos para ver a los demás como Tú los ves. Ayúdanos a amar a los demás con Tu amor inagotable. Danos manos deseosas de servirte y pies que sigan Tus pasos. Danos mentes para entender Tu palabra y un corazón indiviso que te ame. Permítenos amar lo que amas y odiar lo que odias. Ayúdanos a ser fuertes y valientes al mismo tiempo que amorosas y amables. Llénanos del Espíritu Santo y danos poder para hacer Tu voluntad. Que vivamos para Tu gloria y no la nuestra. Ayúdanos a recordar que nuestros días están contados. Nuestro tiempo aquí es corto comparado con la eternidad contigo. ¡Que podamos mantener nuestros ojos en Ti mientras corremos la carrera que tenemos por delante! ¡Ayúdanos a amarte más cada día! 

 

¡Ama a Dios Grandemente!

Angela

 

Semana 1 Desafío

Lee los versículos de esta semana. Escribe uno o dos de esos versículos en una tarjeta y ora según ellos durante esta semana. 

 

 

Semana 1 – Plan de Lectura

 

Semana 1 – Versículo a Memorizar

 

 

 

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