Dando Gloria a Dios

 

 

“¡Un lugar para todo y todo en su lugar!” 

 

¡Eso no describe nuestro hogar! Sin embargo, recientemente hemos estado tratando de tener nuestro hogar más organizado. Esto ha implicado mover muebles para cambiar la forma en que se usan las habitaciones, construir muebles de almacenamiento adicionales; en general, ordenar todo lo que estaba fuera de lugar. Irónicamente eso se sintió como desacomodarlo todo. Creo que hay una etapa en cada proyecto casero donde dices ¿por qué empecé esto? Pero sabes, o al menos esperas, que al final se verá genial y que todo tu trabajo habrá valido la pena. 

 

En Nehemías, el pueblo de Dios no solo les hacía frente a problemas respecto a un proyecto de reconstrucción, sino que también enfrentaban la oposición por parte de sus vecinos. A medida que levantaban los muros de Jerusalén, también se levantaba la oposición. Sus enemigos se combinaron para hacer lo que fuera necesario para detener la obra, incluso diciendo que matarían al pueblo de Dios para detenerlos (Nehemías 4:11). Pero Dios frustró los planes de sus enemigos para que Su pueblo continuara trabajando en Su plan de reconstruir los muros.

 

Aunque las personas estaban siendo animadas gracias a la intervención de Dios, también fueron sabios para organizar esta reconstrucción. La mitad de las personas reconstruía los muros y la otra mitad los protegía. Aún cuando iban a beber agua, portaban sus espadas. Estaban enfocados en hacer el trabajo que Dios les había encomendado, pero también estaban listos para defenderse. 

 

Como cristianas, también somos constructoras, ya no de los muros de Jerusalén, sino del Reino de Dios. En 1 de Corintios 3:9-11, Pablo escribió: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.” 

 

Debemos buscar siempre darle la gloria a Dios y ser usadas por Él para edificar Su reino donde sea que estemos. Pero tenemos un peligroso enemigo que siempre está buscando sabotear el trabajo de edificación. C.S- Lewis escribió en “Cartas del diablo a su sobrino”: “Hay dos errores iguales y opuestos en los que nuestra raza puede sucumbir ante los demonios. Uno, es creer que no existen. El otro, es creer que existen, y sentir un interés exagerado y malsano por ellos”.

 

El diablo es un enemigo real, particularmente para aquellos que construyen el reino de Dios. Pero su poder es limitado, porque “a [Cristo] pertenece el poder para siempre. Amén.” (1 Pedro 5:11). Es importante que seamos sabios en la forma en que vemos al diablo y sus desalientos, mentiras y engaños mientras busca derribar y destruir.

 

¿Alguna vez has estado involucrada en un ministerio que está tratando de hacer un impacto y entonces algo sucede que lo interrumpe? ¿O has tenido una conversación increíble con alguien respecto a Dios y entonces algo sucede que corta la conversación?

 

Cada una de nosotras enfrentamos o enfrentaremos oposición cuando compartimos las Buenas Nuevas acerca de Jesús y la edificación de nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Por eso también necesitamos ser sabias en cómo edificamos. Necesitamos estar preparadas para resistir al enemigo, expectantes a los ataques. Sabiendo que la oposición que otros han enfrentado nos ayuda a mantenernos fuertes en la fe en Dios. Sabemos que Dios está involucrado porque hay oposición. 

 

En 1 de Pedro 5 recibimos una increíble promesa de Dios. Después de haber hecho nuestra parte, de haber sufrido un poco, “Él mismo nos restaurará, confirmará, fortalecerá y establecerá”. Qué asombroso. Al terminar el trabajo para el Reino, habrá algo mucho más hermoso de lo que nos podamos imaginar- ¡seremos llamadas a Su Gloria eterna!

 

Aprendemos de 1 Pedro 5:10 que el sufrimiento no dura para siempre. Esta es una buena noticia que trae una gran esperanza. Lo que sea que estés sufriendo, no durará para siempre. Si bien nunca es agradable, y el sufrimiento puede incluso hacer que el tiempo parezca pasar más lentamente, pasará. 

 

¿Qué te está llamando Dios a hacer esta semana en la edificación de Su reino donde estás? ¿Está Dios poniendo en tu corazón a alguien con quien hablar, tal vez en casa, en las puertas de la escuela, en un equipo deportivo o en el trabajo? ¿o quizás te está llamando a perseverar en el ministerio en el que te encuentras sirviendo en tu iglesia local? ¿Estás orando por protección para la obra que tú y tus hermanos están levantando? ¿estás siendo llamada a compartir con tus hermanos las dificultades que estás enfrentando al orar, y al mismo tiempo los preparas para enfrentar las dificultades que ellos enfrentarán?

 

Todos enfrentamos la oposición como constructores del Reino de Dios. ¿Vale la pena el resultado? Indudablemente. 

 

Julie

 

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