El otoño es el libro de colorear de Dios. Durante un breve tiempo, todo cobra vida en un hermoso despliegue. ¡Qué Glorioso! El poeta Walt Whitman lo dijo bien: “Dadme jugosas frutas otoñales, maduras y rojas del huerto”. Ojalá pudiéramos sentarnos en el porche y tomar café con leche con especias de calabaza durante todo el año.
Y bueno, podemos soñar. Pero, la realidad golpea. Se acerca el invierno. Al final va a hacer frío y oscuridad, y tengo que estar preparada con leña para el fuego y calcetines de lana.
El apóstol Juan caminó con Jesús a lo largo de todas las estaciones de Su ministerio terrenal, y su relato evangélico nos permite vislumbrar la gloriosa cumbre del tiempo de nuestro Salvador en la tierra. Sí, los doce discípulos habían probado el dulce fruto de caminar con Jesús, pero pronto llegaría un tiempo de desolación. En pocos días, la amarga oscuridad descendería y los desnudaría.
Jesús les hace saber a Sus amigos más cercanos que se va, y que los días venideros serán sombríos y lucharán por protegerse de la duda, el miedo y el desánimo. Se cuestionarán todo y se preguntarán si todo lo que habían esperado se ha esfumado para siempre. Si no se preparan, la angustia podría atravesar sus corazones y debilitar su fe.
Nuestro viaje con Jesús también nos llevará a través de estaciones invernales. Un día estamos en la cima de la montaña experimentando una cosecha abundante de nuestra fe. Y luego, una nube siniestra desciende y nubla nuestra alma.
Si ahora mismo estás atravesando un período insoportablemente duro, deja que las palabras de tu Salvador infundan calor y esperanza a tu día:
“Y si me voy y les preparo un lugar, vendré otra vez y los tomaré adonde Yo voy; para que donde Yo esté, allí estén ustedes también..” – Juan 14:3
Jesús quiere prepararte para que vivas con confianza y en tranquilidad, aún en los momentos más difíciles. No debes temer a lo que traiga tu mañana. Porque tu Salvador sostiene tus días.
Puedes arrojar la duda al frío para que se evapore mientras te acercas a Su gracia envolvente. Este mundo se oscurecerá, pero el Señor de todo el universo te proporcionará todo lo que necesitas para perseverar hasta el final.
Avivemos nuestra fe recordando estas verdades:
- Tengo un Padre en el cielo que me recibirá con seguridad en Su casa.
- Esta temporada difícil es pasajera, pero mi hogar eterno con Jesús es permanente.
- No necesito angustiarme porque Jesús está preparando un lugar para mí.
- Jesús nunca me prometió que no enfrentaría las estaciones invernales de la vida, pero ha prometido mostrarme el camino mientras lo sigo.
- La clave para perseverar en las estaciones difíciles es seguir confiando en Jesús.
- Esta estación tiene un propósito: Jesús está fortaleciendo mi fe y preparándome para el cielo.
Podemos ver esta temporada como un tiempo de transición en el que Dios nos está preparando para nuestro glorioso futuro. Un día, pronto, las nubes se separarán y revelarán el glorioso despliegue de Dios. Nuestro Salvador regresará triunfalmente para llevarnos a estar con Él, y finalmente lo veremos cara a cara. Nos sentaremos a Su mesa y disfrutaremos del fruto de Su cosecha y nunca más experimentaremos la oscuridad del pecado.
Así que, deja tu café o té con especias de calabaza y párate en el balcón de tu casa con un corazón rendido. Recuerda que este mundo no es tu hogar, y que esta estación es temporal y no puede borrar la esperanza que tienes en Jesús. Levanta tus manos abiertas al cielo y agradece a Dios por la realidad de que tu Salvador está trabajando en el cielo, preparando las cosas para ti.
Lyli
Semana 2 – Desafio:
Jesús prometió que iba a volver. Esta semana, escribe cómo esa promesa influye en tu vida. ¿Te hace ser más intencional? ¿Te ayuda a tener más esperanza en el futuro? ¿Aumenta la pasión y urgencia en tus días al saber que el tiempo se acerca?
Semana 2 – Plan de Lectura
Semana 2 – Versículo a Memorizar
