Creo que muchas de nosotras podemos vernos identificadas con el desacuerdo familiar que se encuentra en Génesis 13 entre Abram y Lot. Claro, es posible que no hayamos tenido discusiones sobre la tierra, pero si hemos tenido discusiones sobre el dinero de la familia, las propiedades de la familia o los recuerdos de la familia: tesoros en formas varias.
Abram tenía derecho de elegir primero qué tierra quería para su familia más cercana y su ganado porque era el tío mayor de Lot. Sin embargo, lo que vemos en el capítulo 13 es que Abram decide ser un pacificador y no “recuerda-derechos”. Amablemente, Abram permitió que Lot eligiera primero para poder buscar y mantener la paz con su sobrino. Algunos pueden ver esta lección como deficiente, tal vez incluso cobarde pero si profundizas un poco más, en realidad esta lección no lo es. Abram fue a la vez un hombre amoroso y valiente.
Abram fue amoroso porque él quería lo mejor para su sobrino a pesar de que su sobrino no deseaba lo mismo para su tío. Abram eligió ser misericordioso en lugar de ser codicioso al darle a Lot la oportunidad de elegir primero. Al permitirle a su sobrino esta oportunidad, Abram demostró cuánto amaba a Lot. Abram podría haber luchado por su derecho a elegir primero. Pudo haber puesto a Lot en su lugar y recordarle que tenía derecho, siendo su tío y mayor, a elegir qué tierra quería primero. En cambio, Abram puso a la familia primero sobre la tierra, el dinero o las posesiones preciadas.
Abram se arriesgó a ser engañado por el bien de su relación con Lot. Y fue engañado. Lot tomó las mejores tierras y al hacerlo, reveló su carácter. Lot era codicioso y quería lo mejor para sí mismo, sin pensar en cómo su selección afectaría a su tío. La elección de Lot mostró su falta de fe en la provisión de Dios para su vida. Una elección que tendría terribles consecuencias años después.
Abram también fue valiente. Él sabía que corría el riesgo de ser engañado. Conocía sus derechos. Pudo haber insistido en que su sobrino hiciera la segunda selección de las tierras. Lot podría haber elegido honrar a su tío y todo lo que Abram había hecho para él al darle la primera elección de las tierras. Pero Lot vivió su vida por lo que vio. Vio la mejor de las tierras, la mejor ubicación, la mejor oportunidad, y lo quería. Al hacerlo, probablemente rompió el corazón de Abram.
Abram, por otro lado, vivió su vida por fe. Tal vez fue debido a los errores que había cometido anteriormente en su vida cuando no había confiado en Dios. Quizás esta vez, Abram estaba decidido a confiar en Dios sin importar nada. Abram aprendió que lo que Dios concede, nadie se lo puede quitar. Lot pudo haber engañado a Abram para sacarle la mejor tierra, pero Dios tenía muchísimo más para darle a Abram que solo tierras.
“…pues toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Haré tu descendencia como el polvo de la tierra; de manera que si alguien puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia podrá contarse. (Génesis 3:15-16)
Es bien doloroso que los seres queridos que amamos nos lastimen y nos engañen. Debemos recordar que Dios lo ve todo. Son en esos momentos dolorosos de nuestras vidas que tenemos que entregar el dolor y la injusticia al Señor y confiar en Él. Lot pudo haber tomado las mejores tierras y haber roto el corazón de tu tío en el proceso, pero lo que Dios le dio a Abram fue mucho más grande que cualquier tierra o propiedad.
Warren Wiersbe dijo una vez: “Deja que otros tomen lo que quieran; nuestro Dios da mucho más de lo que ellos pueden imaginar.”
Desearía que ninguna de nosotras pudiera identificarse con la desgarradora historia que se encuentra en Génesis capítulo 13, pero sé que muchas de nosotras nos identificamos. Quiero que sepas hoy que Dios ve tu dolor. Él no está ciego. Y como hizo con Abram, Dios nos da mejores regalos que los que nos han quitado. Confiemos en Dios en medio de nuestra angustia mientras esperamos la redención.
Angela
