Consuelo en los Problemas

 

 

El año pasado perdí a dos queridos amigos con tres meses de diferencia. Uno falleció después de una batalla de años contra el cáncer, dejando atrás a su esposa y cuatro hijos. Mi otro amigo falleció repentinamente en un trágico accidente automovilístico, dejando una esposa y dos niños pequeños. Ambos fueron tan devastadores y fue realmente difícil navegar a través del dolor. Sabía que tenía que mirar al Señor para que me ayudara y me sostuviera.

 

 

La semana antes de que falleciera mi segundo amigo, estaba haciendo un estudio bíblico sobre una parte particularmente difícil de las Escrituras. Una de las cosas que el autor nos alentó a hacer fue recordar que cuando nos encontremos con pasajes difíciles recordemos que el carácter de Dios no cambia. Empezamos con la verdad de que Dios es bueno y luego construimos nuestra comprensión del pasaje sobre esa base. Tuve que implementar el mismo principio cuando mis amigos fallecieron. Tenía que recordar que Dios es bueno, ese era mi fundamento, y luego tenía que tratar de comprender mis circunstancias difíciles a la luz de esa verdad.

 

 

Sabía que tenía que poner mi esperanza en quién es Él, no en lo que estaba pasando a mi alrededor. Eso no quiere decir que no necesitaba afligirme, lo hice, pero mi dolor necesitaba ser guiado por Su carácter. Su Palabra me dice quién es Él, así que sabía que necesitaba recordarla e ir a ella con frecuencia. Es en las Escrituras que puedo encontrar esperanza y consuelo en cualquier aflicción que enfrente.

 

Hubo muchos días, especialmente al principio, cuando luché por creer la verdad de quién es Dios. Conocía Su Palabra, sabía que era verdad, pero me costaba creer. Sentí que estaba viviendo en “Creo, pero ayúdame en mi incredulidad”. Luché por poner mi esperanza en Él y en Su Palabra. En esos momentos tuve que volverme al Señor y pedirle que me ayude, que me ayude a recordar quién es Él, que me ayude a tener esperanza en Él y que me ayude a encontrar consuelo en Su Palabra.

 

Me encanta cómo dice el Salmo 119:49 “en la cual me has hecho esperar”. Incluso cuando lucho por poner mi esperanza en Su Palabra, Él es capaz de hacerme poner mi esperanza en Su Palabra. Él es capaz de recordarme quién es Él, sin importar lo que suceda a mí alrededor.

 

 

La tentación para mí es ir a otras cosas para consolarme en mi aflicción: la televisión, las redes sociales, los amigos y muchas otras cosas. Si bien esas no son cosas malas, en última instancia no me darán el consuelo que realmente necesito. Dios y Su Palabra son las cosas que me dan a mí (y a ti) lo que realmente estamos buscando en tiempos de dificultad. Es Jesús quien me da esperanza; es Su Palabra la que me da esperanza.

 

 

Mary Leslie

 

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