“y serán odiados de todos por causa de Mi nombre. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Con su perseverancia ganarán sus almas”
A partir del capítulo 19, Lucas nos muestra la etapa final de la vida terrenal del Señor Jesús, la culminación de Su ministerio entre los hombres, enseñando desde Jerusalén. Era una Jerusalén convulsionada por las disputas políticas y religiosas, que desencadenaron guerras y muchas dificultades para el pueblo judío.
Es así que el asunto de la autoridad de Jesús se vuelve relevante, pero el Señor muestra Su deidad, y a la vez, expone la falsedad de los escribas. Mientras, anunciaba tiempos de persecución, sufrimiento y dolor para Sus seguidores, no por las obras de ellos, sino a causa de Su nombre.
Los padecimientos no eran una razón para dejar de creer, o para desistir de hacer el bien, por el contrario, fue cuando más debieron resistir y perseverar en la fe en Cristo. Jesús mismo cuidó de ellos, y de cada detalle de sus vidas hasta el final (v.18).
Así cuida el Señor de los Suyos actualmente. Y es que Jesús no está vendiendo un tratamiento capilar, Él está exhortandonos a creer de manera constante y diligente, a confiarle hasta el último detalle, porque Él está con nosotros.
Pero no podremos creer, ni confiar plenamente en Jesús, si antes no reconocemos Su autoridad y nuestra necesidad de Él para ser libradas de nuestra culpa y maldad. El Señor nos llama al arrepentimiento para mostrarnos Su misericordia.
Las dificultades fueron, y siguen siendo, usadas por Dios para formar nuestro carácter en Cristo, y para expandir el Evangelio, incluso hasta llegar a donde no lo imaginamos. Ya vimos que a pesar del temor inicial, los discípulos obedecieron en medio de la persecución,y fueron testimonios vivos en cada lugar a donde llegaron, como lo podemos ser tú y yo (v.13).
Puede que como ellos, tengas dudas ante este anuncio, es posible que no te imagines sin tu casa, o siendo traicionada por tus seres cercanos, despreciada y lejos de tu lugar de origen, por amor a Dios (v.7), pero tu mirada debe estar en lo eterno, no en lo terrenal. Aunque tengas que ver toda tu vida caer, hay un futuro glorioso. No desmayes!
Jesús nos prepara en tiempos de paz como lo hizo con Sus discípulos, ellos atendieron a Su voz ,aprendieron de El y se entregaron, a tal punto que su testimonio sigue hablando hoy. La comunión con Cristo es crucial para tener una fe activa, para contar a otros de Su palabra, y para resistir en medio de las pruebas.
Ante esto, ¿cómo te preparas tú para ser fiel en medio de las pruebas o el dolor? ¿A qué te dedicas en tiempos de paz?
Recuerda que no estás sola en ningún momento, Dios te ve. Examina tu corazón hoy con sinceridad, acude al Señor tal como eres, recuerda que Él te conoce.
Pide la fortaleza que te ayudará a perseverar siempre, confiando en Su poder, recuerda que Él te cuida.
Padre, hoy continuamos siendo probadas, ayúdanos a mantener viva la fe en Ti, aun cuando nos ataquen o aborrezcan por amarte. Necesitamos abandonar todo lo que nos aleja de Ti para prepararnos y hacer Tu voluntad. Haz que vayamos a donde tengamos que ir, creyendo en Ti sin desmayar. En Jesús, amén.
Gracia y paz,
Ileanis Martínez
