Busca a Cristo y Encuéntralo

 

 

En su notable libro Mero Cristianismo, el teólogo C. S. Lewis dijo: “Búscate a ti mismo y, a la larga, solo encontrarás odio, soledad, desesperación, ira, ruina y decadencia. Pero busca a Cristo y lo encontrarás, y con Él todo lo demás.”

 

Jesús es el Hijo de Dios que vino a rescatarnos del pecado y la condenación. Vivió una vida sin pecado y murió para pagar por los pecados de la humanidad. Fue levantado en la cruz para que todo el mundo encuentre la paz con Dios. Cuando nuestro Salvador resucitó de la tumba al tercer día, la muerte fue derrotada. Este es el mensaje del evangelio que cambia la vida. A los que miran a Cristo y confiesan que Él es el Señor, nada les falta. 

 

El apóstol Juan nos pinta un cuadro de cómo la gente buscaba a Jesús en los días posteriores a la resurrección de Lázaro. Algunas personas vieron las señales milagrosas de un Salvador y creyeron. Otros estaban cegados por el orgullo y la ambición.

 

Irónicamente, Dios usó a un hombre cínico que no entendió quién era Jesús para ayudar a entregar su mensaje divino. Caifás comunicó sus malas intenciones para ver a Jesús asesinado, pero el Espíritu Santo lo usó como portavoz para revelar el plan de Dios para nuestra redención. Este hombre incrédulo predijo la verdad del evangelio: Jesús iba a morir, no solo por la nación judía, sino por toda la humanidad. Él sacrificaría Su vida para asegurar nuestro destino eterno.

 

Los principales sacerdotes y los fariseos estaban más interesados ​​en asegurar su poder político que en recibir el regalo de salvación de Dios. Siguieron la ambición y perdieron al Ungido. En lugar de ganar el mundo entero, perdieron sus almas. Cuando miramos a Jesús, podemos perder lo que más valoramos en la tierra, pero ganamos una herencia eterna.

 

Nadie se cuidaba más a sí mismo que el falso discípulo. Judas fingió seguir a Jesús, pero en cambio sirvió a su codicia. Estaba interesado en la riqueza que podía obtener de Jesús, pero no se dio cuenta de que solo la fe en Jesús podía llenar el vacío de su alma. Cuando miramos a Jesús, experimentamos gozo absoluto en Su presencia. 

 

La extravagante ofrenda que María derramó para ungir los pies de Jesús mostró que buscaba honrar a su Salvador con todo lo que poseía. Su demostración de devoción fue impactante para Judas porque el costoso aceite aromático que usó equivalía al salario de un año. Esta mujer no se guardó nada. Al entregarlo todo al Salvador, ganó más de lo que podía pedir, buscar o imaginar.

 

Cuando miramos a Jesús con corazones rendidos, encontramos la salvación. Experimentamos la paz con Dios. Nuestro Salvador se convierte en nuestro tesoro, y nada en este mundo puede quitarnos el gozo.  

 

Amiga, has mirado a Jesús. Sabes que Él es Dios y te ha resucitado para vivir una vida transformada. Dondequiera que Dios te lleve hoy, llevarás contigo el dulce aroma de la salvación. Que tu amor y adoración por tu Salvador impregne cada habitación en la que entres. 

 

En los días previos a la Pascua, los buscadores buscaban a Jesús en los atrios del templo. Se preguntaban unos a otros: “¿Qué piensas?” y se preguntaban si llegarían a verlo. Lo mismo es cierto hoy. Dondequiera que vamos, nos codeamos con personas que han oído hablar de Jesús y quieren saber más.  

 

Hoy, tienes buenas noticias para compartir. Puedes decirle a un alma desesperanzada y a un pecador desconsolado que Cristo murió por ellos y resucitó para rescatarlos. Diles que miren a la cruz porque el amor de Cristo lo cambia todo. 

 

Lyli

 

Semana 5 – Desafío

Tómate el tiempo para reflexionar sobre las siete afirmaciones de Jesús en esta semana.  ¿Hay alguno que te resuene especialmente por cómo se encuentra tu fe? Dedica tiempo a meditar en este aspecto de quién es Jesús y trabaja en la memorización de estas siete afirmaciones de Jesús.

 

Semana 5 – Plan de Lectura

 

Semana 5 – Versículo a Memorizar

 

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