De pequeña, recuerdo que solía esconder juguetes de mis hermanos para que no los tomaran. Mi juguete favorito era mi muñeca American Girl, Claire. Memorizaba cómo vestía, cómo llevaba el pelo arreglado y conocía su posición exacta en el estante para darme cuenta si alguien más jugaba con ella. Era protectora y autoritaria. Actuaba como su guardiana porque me importaba y quería mantenerla a salvo de los demás. Una definición de “guardia” es “proteger algo de cualquier daño”. Así como yo intentaba proteger a mi muñeca, Dios nos pide que protejamos nuestros corazones del pecado.
Guardando Nuestros Corazones
Dios, como nuestro Padre celestial, desea proteger a sus hijos del daño en este mundo. Una manera de hacerlo es llamando a los creyentes a guardar sus corazones (Salmo 119:9-11). Él sabe que aún somos susceptibles al pecado y al daño del pecado ajeno. Necesitamos vivir de forma diferente al mundo y apartarnos de quienes nos rodean (Romanos 12:2). Si no lo hacemos, nos encontraremos a la deriva hacia las cosas del mundo y en una batalla siempre perdida contra el pecado.
Entonces, ¿cómo podemos obedecer este mandato de guardar nuestros corazones? Atesorando la Palabra de Dios y buscándolo con todo nuestro corazón. Una manera de renovar nuestra mente es memorizar las Escrituras.
En la universidad, participé en un ministerio universitario que animaba a sus líderes a dedicarse a la memorización de las Escrituras. Aunque memorizar varios versículos me tomó tiempo y esfuerzo, pude ver cómo Dios usó las Escrituras en mi corazón a diario. Ya sea que hables con un amigo, animes a un familiar o compartas el evangelio con un desconocido, memorizar las Escrituras es muy útil. La Palabra de Dios es verdadera y provechosa (2 Timoteo 3:16).
Luchando con la Palabra
Dios no nos ha dejado solos para luchar contra la tentación. No podemos vencer el pecado por nuestra cuenta. La buena noticia es que Jesús ya venció el pecado por nosotros. En Cristo, tenemos la victoria definitiva, aunque la tentación pecaminosa aún exista en nuestras vidas en este lado de la eternidad.
En Efesios 6:17, leemos que Dios llama a su Palabra la “espada del Espíritu”. Es a través de la verdad de la Palabra de Dios, junto con su Espíritu y su pueblo, que podemos luchar contra la tentación y las artimañas de Satanás.
Plenitud de la Palabra de Dios
Una última razón para guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones es conocer mejor al Dios que nos creó y disfrutarlo al máximo. Dios se nos revela a través de su Palabra. Al meditar en sus atributos, nos familiarizamos más con su carácter. Cuando conocemos el carácter de Dios, podemos reconocer cómo se mueve en nuestras vidas y confiar más en él. Él siempre está obrando, lo veamos o no. Él nos ama y tiene un plan para nosotros.
Amigo, aferrémonos a la Palabra de Dios, sin descuidar la verdad que Él ha puesto frente a nosotros. Guardar la Palabra de Dios en tu corazón te llevará a una vida floreciente con Él. Tu Padre te ama. Quiere protegerte del pecado y del mal. Quiere mantener tu camino puro. Acércate a su cercanía hoy.
Jayci Williams