¿Qué pecado en tu vida te ha mantenido sin escuchar la voz de Dios? Para ser honesta, no quería escribir estas palabras por qué estoy batallando con un pecado en esta época de mi vida. Pero mientras me senté a conversar con Dios, sentí que Él me mostraba el temor que yo le tenía al hombre.
Desde muy pequeña, he estado buscando la aprobación de los demás, en la escuela primaria, me comportaba de la manera en la que mis profesores me lo pedían de manera que pareciera como que era la estudiante perfecta. En la escuela secundaria, cedí a la presión que ejercían mis compañeros de curso más populares para lograr ser aceptada como su amiga. Y ahora en el final de mis 20’s, me encuentro apoyando las opiniones de algunas personas para hacerles sentir que estoy de su parte aunque no sea verdad.
En los últimos meses, Dios me ha hecho ver que temo a los hombres en lugar de temerle a Él. Puedo ver claramente cómo mi corazón se ha apartado de Dios y ha adorado a otros dioses en lugar de a Él (Deuteronomio 30:17). En ocasiones, considero que temer al hombre me ha impedido escuchar la voz de Dios. Mi mente puede estar tan ocupada con lo que otros piensan de mí que olvido las verdades de Dios sobre mí. Lo que es verdad es que soy hija de Dios (1 Juan 3:1), comprada por precio (1 Corintios 6:20), perdonada y libre de pecado (1 Juan 1:9), viviendo en abundancia con Él (Juan 10:10). Para mí, recordar estas verdades es crucial cada vez que me siento condenada por el pecado, y así no sentirme avergonzada.
Buscando el Arrepentimiento
Lo que viene después de la convicción es el arrepentimiento. En Deuteronomio 30, Dios está llamando a los israelitas a que se vuelvan de sus ídolos sin valor y confíen en Él. La manera más simple de entender el arrepentimiento es alejarme del pecado y confiar en Dios. Desafortunadamente los Israelitas seguían luchando por arrepentirse. Aunque algunos de ellos regresaron a Dios y lo reconocieron como su único y verdadero Dios, muchos de ellos no lo hicieron. Creo que una de las razones por las que Dios nos dio la historia de los israelitas es una señal de advertencia para vivir la vida de manera diferente a como ellos lo hicieron.
Entonces, ¿quieres arrepentirte de algo hoy? ¿ Existe una situación de pecado de la que Dios te está haciendo sentir culpable y que necesitas entregarle a Él? ¿Hay algo por lo que alguien te ha amonestado en el pasado y que has ignorado? ¿ Tu vida es un reflejo de Cristo para los que te rodean, o vives para ti mismo? Sea lo que sea que Dios esté poniendo en tu corazón en este momento, inclínate hacia Él. Él te recibe con los brazos abiertos. Si conoces a Jesús, ya estás libre de todos tus pecados pasados, presentes y futuros. Pero la belleza del arrepentimiento es poder experimentar más de la amorosa gracia de Dios. Cuando elegimos vivir en obediencia a Sus mandamientos, experimentamos la libertad (Gálatas 5:1).
Experimentando la Restauración
Después del arrepentimiento viene la restauración. En Cristo, nuestra relación con Dios no cambia cuando pecamos. Somos, y siempre seremos, hijos de Dios que pasarán la eternidad con Él si hemos confiado y creído en Jesús (Romanos 10:9-10). Pero Dios está continuamente moldeando a los creyentes a la imagen de Su Hijo en la medida en la que damos muerte a nuestra carne y vivimos en el Espíritu (Romanos 8:13). Logramos una mayor intimidad con nuestro Padre Celestial cuando nos despojamos de las cosas de este mundo y vivimos de acuerdo con Su Palabra. ¿No suena eso como algo que deseas?
Después de ser convencida respecto a mi temor al hombre, me he arrepentido de mi pecado y me he vuelto a Dios. Aunque la tentación sigue siendo real, Dios me recuerda constantemente que la vida con Él es mejor que la aprobación de los demás. Sé que el Espíritu de Dios está trabajando diariamente en mi corazón para transformarme a la imagen de Cristo. ¡Qué alegría! Amiga, reflexiona sobre cómo podrías buscar arrepentirte y ser restaurada ahora mismo. Elige vivir de manera diferente a la de los israelitas. Elige la vida abundante con tu Padre, que siempre está listo y dispuesto a darte la bienvenida a casa.
Jayci Williams
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Semana 1 – Plan de Lectura
Semana 1 – Versículo a Memorizar