Arrepentimiento y restauración

 

 

“El Señor ruge desde Sión

Y desde Jerusalén da Su voz, y tiemblan los cielos y la tierra.

Pero el Señor es refugio para Su pueblo

Y fortaleza para los israelitas.” 

Joel 3.16

 

A lo largo del libro de Joel se anuncia y advierte sobre un castigo devastador para los judíos habitantes en Judá. Dios les hizo un llamado contundente al arrepentimiento genuino a causa de su desobediencia. 

 

El primer capítulo describe una sequía devastadora enviada por mandato divino, sin embargo, en el segundo capítulo vemos que, cuando hay arrepentimiento, un retorno sincero a Dios confiando en Su misericordia, amor y compasión, Él perdona y restaura a los Suyos, por ello, la profecía culmina con una promesa de redención.

 

La frase: “El SEÑOR ruge desde Sion y desde Jerusalén da Su voz” es una expresión que refleja el carácter de Dios, manifestando Su juicio y autoridad suprema. No fue un murmullo, sino un rugido, evidenciando el poder que proclamó Su inconfundible mensaje, desde Jerusalén hacia las naciones vecinas enemigas, las que serían castigadas, mientras que Judá era restaurado.

 

Como lo describe la profecía, la llegada del juicio será un acontecimiento de gran magnitud que impactará toda la creación. El Señor traerá justicia sobre el mundo; no obstante, así como Dios antes proveyó refugio y salvación a los Suyos, hoy nos ofrece una seguridad absoluta si hemos confesado a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.

 

Lo más significativo es que, ante este anuncio, los creyentes no deben temer, pues están en Cristo. Aunque el mundo se estremezca, los hijos de Dios tienen una promesa de protección y fortaleza que los llama a prepararse y a confiar en Él, para estar firmes en el día de Su justicia. Como león rugirá, pero al mismo tiempo será un refugio seguro para Su pueblo. 

 

El Señor no sólo brinda esperanza, también nos exhorta a caminar en victoria y con valor. El Señor nos disciplina, pero también nos restaura y fortalece.

 

Esta verdad puede impactar de diferentes formas en el corazón de quien la recibe. Puede producir seguridad, al saber que Dios es el protector de Su pueblo; esperanza, porque Su poder jamás decae; confianza, al recordar que no dependemos de nuestras fuerzas, sino de las Suya; y paz, porque Él sigue siendo el mismo Dios que sostuvo a Su pueblo, y que hoy sostiene a quienes confían en Él.

 

Este es el momento de atender a la voz de Dios, responder dejando atrás el pecado y la indiferencia, para vivir en obediencia. Cada día es necesario examinar nuestro andar para identificar aquello que desvía nuestros pasos, arrepentirnos y tomar decisiones concretas para la transformación de nuestra vida. 

 

Señor Todopoderoso, la tierra y los cielos tiemblan ante Tu poder, haz que también nosotras podamos responder con obediencia a Tu voz, y siempre confiemos en Ti. Afirma nuestros corazones en Tu verdad y haznos descansar en Tu fidelidad, pues Tú eres nuestro amparo y nuestra paz. Amén.

 

Creciendo en Su Palabra

Erica Cárdenas

Colombia

 

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