Amor y Obediencia

 

 

¿Qué palabras vienen a tu  mente cuando piensas en obediencia? 

 

Para el mundo, “obediencia” está en la misma categoría que reglas, restricciones e infelicidad. Sin embargo, como creyentes, no vemos las cosas como las ve el mundo. Nosotros tenemos la verdad que se encuentra en Jesús, la Palabra de Dios (Efesios 4:21).

 

La Palabra de Dios dice que Su camino nos lleva a la vida (Salmo 119:37; Mateo 7:14). Obedecer al Señor significa libertad, gozo, paz y abundancia que provienen de Dios mismo (Juan 8:32; 15:11; 14:27; Malaquías 3:10).

 

Estos son algunos pasajes adicionales que nos enseñan verdad y la sabiduría sobre la obediencia a Dios:

 

1 Juan 2:3 nos dice que nuestra obediencia a Dios es una señal de que le conocemos. La obediencia con gozo ocurre cuando realmente reconocemos nuestro pecado y la gracia salvadora de Dios en nuestras vida y cuando entendemos que Dios es amoroso, es justo, y siempre tiene lo mejor para nosotros.

 

1 Juan 5:3-4 nos enseña que amamos a Dios al guardar Sus mandamientos, o sea, vivir conforme a Su Palabra. La Palabra de Dios no es una carga, pues nos guía por el camino de la vida. Dios es bueno. Su camino es el más abundante.

 

En Cristo, la fe y la obediencia trabajan juntas por medio del amor. La Palabra de Dios nos dice que somos salvos por gracia mediante la fe (Efesios 2:8-9). Jesús también nos dice que sin obediencia no podemos tener un amor genuino por Dios (Juan 14:15). En palabras sencillas, la fe nos lleva a obedecer. Cuando obedecemos, estamos amando al Señor porque Él nos amó primero (1 Juan 4:19).

 

Hoy tómate un momento para leer 2 Corintios 5:14-15 y Filipenses 2:1-4. Estos pasajes continúan transformando la forma en que veo la obediencia. Aquí comprendo que el amor de Dios por mí, demostrado en Cristo, es la fuerza que me motiva a obedecer a Dios. Por eso, deseo conocer cada vez más lo que significa ser amado por Dios (lee la oración de Pablo por los creyentes en Efesios 3:14-19).

 

Dios es nuestro Padre celestial, y Él es un Padre bueno. Tal vez no hayas experimentado el amor de un padre terrenal. Quiero que sepas que Dios no es como ningún padre terrenal. Él es perfecto en amor. Es perfecto en gracia. Es perfecto en verdad.

 

Él te creó en el vientre de tu madre porque quiere tener una relación contigo. El amor fue y sigue siendo Su fuerza motivadora. Envió a Su Hijo, Jesús, para morir en tu lugar y pagar el precio de tus pecados. Resucitó a Jesús de entre los muertos para vencer a la muerte, para que un día puedas vivir para siempre con Él.

 

Él ofrece gracia para cubrir tus errores. Él quita tu vergüenza. Él te llama una nueva creación cuando crees en Su nombre.

 

La obediencia a Dios se convierte en nuestra respuesta natural a medida que descubrimos y conocemos el carácter de Dios y el evangelio de Su gracia. Estamos obedeciendo a Alguien que nos ama profundamente y lo ha demostrado (Romanos 5:8).

 

¿Cómo, entonces, deberíamos vivir? La Palabra de Dios lo dice mejor de lo que yo podría expresarlo (Tito 2:11-14, NVI):

 

“En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificarnos, haciéndonos su pueblo elegido, comprometido a hacer el bien.”

 

De acuerdo con la Palabra, debemos vivir con cada parte de nuestro ser cautivada por la gracia de Dios, amándolo con todo lo que somos. Debemos alejarnos intencionalmente del pecado y caminar en la vida nueva que Cristo nos ha dado. Debemos amar al pueblo de Dios y a Su iglesia, como testimonio de Su amor al mundo. Debemos amar como Cristo.

 

En resumen, ¿conoces el amor de Dios? Jesús nos lo ha mostrado. Te animo a que leas los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Conoce quién es verdaderamente Jesús, tu Salvador. Recuerda Su carácter. Permite que Su hermoso amor te guíe a obedecer, a seguir Su camino y a experimentar la vida abundante que Él ofrece. Eres amado mucho más de lo que puedes imaginar.

 

Grace Ann Oglesby

 

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