Amistades  Peligrosas

 

Todas nosotras deseamos tener amistades como las que se ven en las películas o en las series de televisión.  Esas en las que las chicas han sido amigas desde la primaria, se conocen tan bien que una puede terminar las frases de la otra, y son profundamente leales entre sí. Esas amistades que sin importar la distancia, los meses o los años que hayan pasado, siempre retoman justo donde se dejaron.

 

Sí, yo también.

 

¿Pero qué hay del resto de nosotras, quienes no hemos sido bendecidas con aquella “mejor amiga de la primaria” y que hemos tenido que superar algunas  “tormentas de amistad”  a través de los años?

 

Primero, toma en cuenta que no estás sola. No, no hay nada malo en ti. Dios nos hizo a cada una de nosotras con el anhelo de ser conocidas y amadas. No es de extrañar que la serie de televisión “Friends”  fuera tan popular en los años noventa.  Los escritores de esa serie aprovecharon nuestro anhelo natural de tener esos deseos de amistades genuinas y vivificantes.  Desafortunadamente, lo que hemos visto en la televisión o en las películas no es lo que muchas de nosotras hemos experimentado en nuestras vidas.

 

En lugar de buscar que nuestras amistades terrenales satisfagan esas necesidades,  debemos aprender a acercarnos a Jesús.  La verdad es que, nuestras amistades terrenales nunca satisfarán el anhelo que una relación con Jesús proveerá.  Y déjame contarte otro secreto: todas esas fotos de noches de chicas que ves en Instagram, Facebook o SnapChat, tampoco las creas. Lamentablemente, vivimos en un mundo que usa de filtros y photoshop, donde nuestros rostros no son lo único que se retoca.

 

¿Qué pasa si no tienes un millón de mejores amigas como parecen tener todas las demás chicas? Date cuenta que no fuiste creada para ser la mejor amiga de todas las que conoces. Primero, es física y emocionalmente imposible estar cerca de un gran número de personas y honestamente, no es saludable.  Recuerda que la amistad toma tiempo y  siempre es mejor tener amistades de calidad que cantidad en nuestras amistades.  Proverbios 12:26 nos recuerda esta verdad.

 

Una vez escuché que las amistades son como los jardines: Son mejores si se riegan con amor.  Me encanta esta analogía porque muestra que las amistades como cualquier otra relación, necesitan riego y cuidado para crecer y florecer.  Amar bien a alguien, ya sea una amiga, esposo, o un hijo requiere tiempo, esfuerzo y mucha intencionalidad. Para cultivar tus amistades bien, debes poner en acción Proverbios 12:26 en tu vida, aprendiendo a ser cautelosa con aquellos que permites en tu círculo íntimo, cerca de tu corazón y de tu familia.

 

Ahora bien, esto no significa que no seamos acogedoras, amables e inclusivas con los demás. Significa que nuestras vidas, nuestros corazones, y nuestra banda ancha de  emociones tiene límites y fronteras creados por Dios dentro de los cuales necesitamos aprender a vivir y amar. Como cristianas, debemos siempre amar y compartir a Cristo con  aquellos que están en nuestras vidas y con los que entramos en contacto a lo largo del día. Estamos llamadas a ser luz en nuestro mundo cada vez más oscuro. Solo necesitamos aprender a ser cuidadosas con quienes permitimos que estén cerca de nosotras para que no apaguen nuestra luz a través del desánimo, conflictos o celos. 

 

Entonces ¿Cómo lucen las amistades sanas? Aquí te doy un ejemplo.

 

Las amistades sanas desean lo mejor para ti. Se regocijan cuando te regocijas y se lamentan cuando te lamentas.  Las amistades sanas son como lo que leemos en 1 Corintios 13:4-7. Las amistades sanas son aquellas que son pacientes y amables y siempre creen lo mejor de ti, y no lo peor de ti. En vez de envidiar tu nuevo ascenso de trabajo o el anuncio de tu boda, ellas se regocijan contigo y se alegran por ti. Estas amistades no se centran en sí mismas ni tampoco quieren ser el centro de la relación.

 

Estas amistades especiales disfrutan tanto escuchando como compartiendo.  Son lo suficientemente valientes como para hablar la verdad en amor en tu vida porque es su amor por ti que las motiva. Estas amistades no se privan de alertarte de un peligro potencial que vean en tu vida y se quedan junto a ti mientras enfrentas tus tormentas. Quieren lo mejor para ti, incluso si eso significa que lo que tienen que compartir posiblemente no te agrade al principio. Por encima de todo, quieren lo mejor para ti. Estas amigas especiales están dispuestas a esforzarse, a arremangarse y orar por ti en las épocas difíciles en tu vida. 

 

Aunque Jesucristo es nuestro mejor amigo y solamente Él puede satisfacer nuestros deseos más profundos de una verdadera y amorosa amistad, mi oración para ti hoy es que Dios te bendiga con unas cuantas amistades piadosas que te guíen a Jesús, que oren por ti en en tus tormentas, y que estén ahí para amarte, en tus días buenos y malos. Y mientras llegan, oro para que tú también puedas ser esa clase de amiga para algunas personas. 

 

Ama a Dios Grandemente

 

Angela

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