Amistad verdadera y duradera

 

Algo que suelo decirle a la gente, y que me recuerdo a mí misma con frecuencia, es que algunas amistades son sólo para una temporada. Si reflexionas sobre tu vida, puedes recordar las amistades de la primaria, la preparatoria, la universidad o del comienzo de tu carrera. Quizás tengas amigas de cuando tus hijos eran pequeños y estaban en un equipo deportivo o en la escuela.

 

Asimismo, hay amistades que no recuerdas cuándo empezaron y que estás segura de que nunca terminarán, lo cual es una gran bendición. Esto no significa que esas amistades cortas tuvieran un menor significado. Fueron un regalo increíble para la época en que estuvieron, pero esos amigos para toda la vida son los que han presenciado cada etapa de tu vida y te han acompañado en cada una de ellas. Juntos, han celebrado y lamentado, reído y llorado, y visto  nuevas aventuras comenzar. Son los amigos que considerarías fuertes y firmes. 


El amigo que perdura

 

En Juan 15:15, Jesús da a conocer que no sólo es Salvador, Rey, Gobernante y Príncipe de Paz. También es Amigo. ¡Y es un amigo que perdura más que todos!

 

En los versículos anteriores al 15, Jesús enseñó lo que significa permanecer en Él y dar fruto. Luego, se centra en amarnos unos a otros. Jesús sabía que amar a los demás no siempre sería algo que nos saldría natural. Somos humanos con una naturaleza pecaminosa, por lo que a veces nos cuesta amar y ser amados. Por eso, amar a los demás es un mandato que debemos obedecer (Juan 15:12; Mateo 22:29).

 

Al vivir en obediencia, se revela nuestro amor por los demás, pero en última instancia, nuestro amor por Jesús y nuestra amistad con Él. La obediencia es la manifestación de esa relación personal. Jesús señala la falta de intimidad relacional entre un siervo y un amo. Revela que esta no es la relación que Él mantiene con su pueblo. Más bien, los creyentes tienen el privilegio de una relación más profunda, una de verdadera amistad.

 

 

Enmarcando la amistad

 

Al reconocer a Jesús por quien es y al venerarlo correctamente, conoceremos su amistad. David dice en el Salmo 25:14 (RVR1960): «La amistad del Señor es para los que le temen, y a ellos les hace conocer su pacto».

 

La amistad con Jesús sólo llega a quienes ven a Cristo en toda su gloria. El temor del Señor conduce a una relación íntima con Dios porque lo coloca a Él y a nosotros en el lugar que nos corresponde. ¡Conocemos la belleza de quién es Él y las alegrías que ofrecen sus promesas!

 

Creo que es importante reconocer que todos podemos pensar en amistades difíciles en nuestras vidas que han terminado rotas y de manera insatisfactoria, lo que podría dificultar la comprensión de estos versículos. Lamentamos la pérdida de amigos de maneras difíciles y dolorosas. Es importante recordar que Jesús es un amigo mucho mejor y más fiel que cualquier otra persona en esta tierra.

 

Pienso en mis amigos más cercanos y en la alegría y el regalo que representan para mí. Me escuchan atentamente, me animan, me hacen reír y me guían hacia Cristo. Al final, me fallarán, y yo les fallaré. No fueron creados para ser amigos perfectos, ni para poder serlo. Pero Jesús sí. Él será un ancla segura y firme para nosotros. ¡Él traerá alegría, paz, gracia y esperanza en todo lo que enfrentemos!

 

 

Una amistad modelo

 

Jesús no sólo es nuestro amigo perfecto, sino que también es un ejemplo de lo que significa ser un amigo. No seremos perfectos en todas nuestras relaciones como Él. Sin embargo, podemos esforzarnos por amar a los demás como Cristo, dependiendo de la ayuda del Espíritu y conociéndolo a través de su Palabra.

 

Recuerdo tantas veces que le fallé a mis amistades. Ahora veo claramente que mis acciones a menudo no estaban en consonancia con quién es Cristo ni con el llamado a ser el reflejo de Él. Cuando nos preguntamos qué tipo de amiga deberíamos ser, podemos acudir a la Palabra de Dios, ver quién es Jesús y buscar modelar nuestras vidas según su ejemplo. Sabemos que no lo haremos como Él, ¡pero qué increíble oportunidad tenemos de esforzarnos por alcanzarla!

 

Finalmente, lo que encuentro tan satisfactorio de esta amistad con Jesús es que Él verdaderamente es un amigo para siempre. Si hemos puesto nuestra fe y confianza en Él, ¡podemos vivir en esta profunda amistad con Cristo por toda la eternidad! Él está con nosotros ahora, pero siempre estará mientras lo adoremos, le sirvamos y moremos con Él ahora y para siempre.




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Semana 6 – Plan de Lectura 

 

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