Amigo de Pecadores

 

Cuando los escribas de los fariseos vieron que Él comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a Sus discípulos: «¿Por qué Él come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores?».  Al oír esto, Jesús les dijo: «Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».  Marcos 2:16-17 

 

En el capítulo dos de Marcos, Jesús llama a Leví, el cobrador de impuestos (Mateo es su nombre griego) para hacerlo uno de Sus discípulos. Leví (Mateo) invitó a Jesús a comer y a confraternizar en su casa. Sus amigos, que también eran cobradores de impuestos y pecadores, los siguieron y comieron con ellos.

 

Aquellos con “buena” reputación que eran respetados en la comunidad expresaron que no aprobaban las acciones de Jesús. En un esfuerzo por empañar la reputación de Jesús como un insulto, los líderes religiosos describieron a Jesús como “un amigo de recaudadores de impuestos y pecadores” (Mateo 11:19). 

 

Jesús podría haber elegido a cualesquiera para hacerlos Sus discípulos, pero eligió a un grupo diverso de pecadores comunes e inexpertos para difundir el evangelio hasta los confines de la tierra. Algunos eran pobres y sin educación. Algunos, como Levi (Mateo), eran marginados sociales, despreciados y odiados.

 

Jesús fue increíblemente estratégico durante los tres años de Su ministerio terrenal.

 

Sabía que tenía un tiempo limitado en la tierra.

 

Conocía la misión que Dios le había puesto por delante, por lo que Su estrategia ministerial fue dejar la sinagoga y salir con los pecadores que Dios deseaba salvar.

 

La estrategia de Jesús parece tonta desde una perspectiva mundana. A lo largo de los evangelios, se asoció con aquellos que fueron rechazados por la sociedad. Se relacionó con leprosos, adúlteros, prostitutas, cojos, enfermos y pobres. Nadie quedaba fuera de su alcance.  

 

Jesús vio al invisible y al olvidado. Sabía que la verdadera necesidad de ellos era la de salvación.  

 

La verdadera necesidad de un pecador es el perdón de Dios, por lo tanto, Jesús, Dios el Hijo, busca a los pecadores.

 

Muchas de las personas que buscaban a Jesús y lo seguían deseaban el cambio transformador que solo Él podía ofrecer. Jesús los enfrentó compasivamente donde se encontraban en la vida: esclavizados al pecado e impotentes para salvarse a sí mismos. Jesús comió y bebió con los enemigos de Dios para poder compartir con ellos Su mensaje de reconciliación: el evangelio de salvación.

 

Cuando escuchamos el evangelio, confesamos nuestros pecados y ponemos nuestra fe y confianza en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, en ese mismo momento nacemos en el reino de Dios como Sus hijas que estarán con Él por la eternidad (Romanos 8:14-17; Romanos 9:8; 1 Juan 3:1-2). El evangelio transforma a los pecadores en más que conocidos o simpatizantes de Dios: nos convierte en familia.

 

Jesús se invitó a Sí mismo a la vida de los pecadores y marginados porque estaba impulsado por la compasión y el amor.

 

Los creyentes estamos llamados a hacer lo mismo. Estamos llamadas a ver más allá del pecado de una persona, reconocer su necesidad de una cura y ofrecerle a Jesús, la única cura para el pecado.

 

Jesús nos llama a amar a las personas más de lo que odiamos cómo están en su vida.

 

La ironía de Marcos 2 es que la reconciliación con Dios debería haber sido la misión de los líderes religiosos y los maestros de la ley. Estaban más concentrados en quiénes eran los pecadores que en lo que necesitaban.

 

¿Quién piensas que no es digno del amor, la misericordia y el perdón de Jesucristo?

 

En el reino de Dios, todos tienen la oportunidad de reconciliarse con Él. La misión estratégica de un creyente es usar nuestra corta vida aquí en la tierra para compartir el mensaje de salvación y perdón de Dios a aquellos con quienes nos encontramos.

 

Esto no significa que los creyentes toleren el pecado o nos enredemos en los pecados que dominan la vida de los incrédulos. Imitamos a Jesús al tener compasión por los perdidos, conectándonos con los incrédulos para Su misión estratégica de llevarlos al arrepentimiento y la reconciliación con Dios.

 

La misión de Dios puede llamarte fuera de los muros de tu iglesia. Puede que tengas que interactuar con personas ajenas a tu estudio bíblico, tu ministerio y tu grupo social.

 

Puede que tengas que salir de tu zona de confort para llegar a quienes no se parecen a ti, no piensan como tú ni se comportan como tú.

 

Significa que tenemos que ser como Jesús: dispuestas a compartir Su mensaje de amor y compasión con un mundo hostil que quizás no quiera escucharlo.

 

Considera el efecto radical que los creyentes tendrían en el mundo si decidiéramos dejar a un lado nuestra comodidad, nuestro orgullo y nuestro miedo para simplemente predicar a Jesús a una nueva persona cada día.

 

¿A quién conoces que necesite salvación?

 

¿Qué estás dispuesta a arriesgar para llegar a ellos?

 

Paz y gracia a ti,  

 

Terria

 

Terria Moore es miembro del equipo de aliento de Love God Greatly. Ella es nativa de Georgia, pero actualmente vive en Virginia con su esposo. Es amante de las siestas, las galletas Oreo y, sobre todo, de Jesús. Su pasión es encender una generación de mujeres millennials para que se aferren a la verdad de Dios y lo hagan con fuerza. Durante el día, trabaja incansablemente al servicio de los pacientes en los hospitales militares locales. Por la noche, le encanta leer y escribir sobre las lecciones y el amor que Dios ha derramado en su vida. A pesar de las tumultuosas circunstancias de la vida de Terria, Dios siempre se muestra fuerte y amoroso. Puedes conectarte con ella en Instagram.

 

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