Ama a Tu Prójimo 

 

 

Allí estábamos, listos para una gran cena con nuestros amigos. Entonces apareció nuestra mesera. No sé si estaba teniendo un mal día o qué, pero no estaba contenta de estar allí. Comenzó siendo un poco cortante hacia nosotros, luego dió algunos suspiros frustrados, y finalmente, giró sus ojos porque todavía no sabíamos lo que queríamos pedir. No podía creer cómo se estaba comportando con nosotros. Para ser honesta, yo fuí un poco cortante hacia ella. No le habíamos hecho nada y sin embargo nos trataba tan mal.

 

En ese momento, ¿cuál era el llamado de Dios para mí? Su llamado era amar a mi prójimo como a mí misma. Ahora, no conozco a esta chica y puede que nunca la vuelva a ver, pero Dios dice que “ame a mi prójimo como a mí misma”. En años pasados no habría pensado en ella como mi prójimo. No vive a mi lado, no es una amiga, seguramente no es mi “prójimo”. La palabra prójimo en Mateo 22:39 significa cualquier persona con la que vivimos o a la que tenemos la oportunidad de conocer.

 

Cuando pienso en esa definición de prójimo, es mucho más amplia que simplemente la persona que vive a mi lado. Incluye a mi marido y mis hijos, mis amigos, mis compañeros de trabajo, la cajera de mi tienda favorita y, sí, incluso la antipática mesera del restaurante. Puesto que la definición es cualquier persona con la que tenemos la oportunidad de encontrarnos, eso incluye a todas las personas con las que entramos en contacto. Por tanto, mi llamado como cristiana es amar a cualquier persona con la que entre en contacto, igual que como me amo a mí misma.

 

Cuando pienso en amarme a mi misma, pienso en cómo me cuido, cómo intento tratarme con gracia, amabilidad y bondad. Quiero lo mejor para mí y mucho más. Debo extender esos mismos sentimientos a las personas con las que llegó a contactar.

 

A mi marido se le da muy fácilmente amar al prójimo como a sí mismo. Siempre bromeamos diciendo que su superpoder es conseguir que la gente le cuente toda la historia de sus vidas. Una vez, estábamos fuera de la ciudad en un restaurante y fue a pedirnos algo de comer. A los pocos minutos pasó un hombre y mi marido le dijo: “¡Oyes, John! Pásala muy bien en la boda de tu primo y espero que tengas un buen viaje de vuelta a casa.” Le comenté que era raro que se hubiera encontrado con alguien que conocía cuando estábamos fuera de la ciudad. Me contestó que en realidad acababa de empezar a hablar con él en la fila y que él hombre acababa de contarle toda esa información. Yo, por supuesto, no me sorprendí porque mi marido es así. Siempre decimos que nunca ha conocido a un desconocido. Le he preguntado antes el por qué es así, y me ha contestado: “Nunca sabes a quién vas a conocer y lo que Dios va a hacer a través de tu encuentro con él”. Creo que lo que quiere decir, en esencia, es que quiere amar a su prójimo como a sí mismo.

 

Mary Leslie

 

 

Desafío – Semana 4:

Parte de amar a los demás como a uno mismo es preocuparse por sus necesidades y ponerse en su lugar. Aquí en Ama a Dios Grandemente, hacemos esto proporcionando estudios bíblicos para mujeres en más de 40 idiomas. Estamos agradecidas de tener estos estudios en inglés y queremos que otras mujeres en países que no hablan inglés, tengan la misma oportunidad. Esta semana, te pedimos que te unas a nosotros en esta misión ayudándonos a alcanzar las naciones con la Palabra de Dios! Cada una de nosotras tiene un papel que desempeñar en la difusión de las Buenas Nuevas del amor de Dios hasta los confines de la tierra. Se intencional esta semana e introduce a Ama a Dios Grandemente a personas que podrían ser bendecidas con nuestros recursos.

 

 

Semana 4- Plan de lectura 

 

 

 

Semana 4 – Versículo para Memorizar 

 

Mary

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