Actuando Según la Promesa

 

Me encanta leer acerca de la fe de personas ordinarias. Es inspirador ser testigo de la fe de Abraham en múltiples ocasiones a lo largo de Génesis, porque él es un ser humano real como tú y como yo.  Un ejemplo toma lugar en Génesis 24, cuando Abraham envió a su  siervo para encontrar una esposa a Isaac.

En el verso 7, la fe de Abraham se demuestra cuando le aseguró a su siervo que Dios iría delante de él para encontrar una esposa para Isaac.  Es evidente que Abraham actuó en base a esta promesa de Dios.  Además, Abraham también estaba actuando según la promesa de Dios en Génesis 17, cuando Dios declaró que Abraham sería el padre de muchas naciones.  Abraham estaba viviendo como si esta promesa fuera verdad, ya que Él no dudó de que Dios proveería una esposa y descendencia para Isaac.

 

Lo que me llama la atención es que las decisiones de Abraham estaban basadas en la verdad de las promesas de Dios para él. Abraham no habría enviado a su siervo a encontrar una esposa para Isaac ni se habría asegurado de que la esposa se encontraba en el país de sus parientes a menos que creyera lo que Dios le había prometido.  Abraham escogió valientemente reclamar la promesa de Dios sobre su vida y caminar en fe.  Las promesas de Dios deben provocar una respuesta de nuestra parte. Quiero creer que la Palabra de Dios es verdad y basar mis decisiones en lo que Él dice, no en lo que yo pienso o en lo que la cultura me dice.

Amo que las promesas, pactos o juramentos de Dios no son como los nuestros. Mientras que nuestros contratos no siempre son vinculantes, Dios cumple Sus promesas, incluso si nosotras no. Ninguna promesa que viene de Su boca regresa a Él sin cumplirse (Isaías 55:11). El mayor cumplimiento de Sus promesas se ve en Jesucristo, ya que Jesús es el Mesías prometido desde el principio (Génesis 3:15).

Mientras más medito en el pasaje de Génesis 24, más me deleito en muchos aspectos del mismo. Me encanta que cuando Abraham se dirige a su siervo con la tarea de encontrarle una esposa a Isaac él no dice “¡Es por mi habilidad, mi deseo y voluntad, que debes ir!” En cambio Abraham dice, “El SEÑOR, Dios de los cielos… me lo prometió con un juramento solemne…” (versìculo7).  Esto evidencia que Abraham confía únicamente en El SEÑOR y no en su fuerza, deseo o motivación humana.

Amiga, así como Abraham era un simple humano que actuó en las promesas verdaderas de un Dios fiel, tú también puedes serlo.  El Señor no espera la perfección de ti. Al contrario, Dios busca en todo el mundo encontrar y fortalecer a quienes cuyos corazones están completamente comprometidos con Él.  El deseo de Su corazón es usar a aquellos que están dispuestos a ser usados por Él y que se dejen moldear por Él.

Me encanta que Abraham no actúo por un sentimiento; actuó por una promesa del Dios Todopoderoso. Tú puedes hacer lo mismo, porque puedes saber lo que Dios te dice. Él te ha escrito un libro, la Santa Biblia.  Además, puedes tener expectativas saludables porque sabes quién es tu Padre.  Él te ha revelado Su nombre, y Él te ha demostrado Su carácter en Jesucristo, el Dios encarnado.

Debes saber que la tarea a la que eres llamada es mayor que tú, y bien que sea así, porque a medida que la sigas, te sentirás atraída hacia una intimidad más profunda con Dios mientras aprendes a depender de Él. Así como el siervo de Abraham inmediatamente buscó a Dios en oración después de recibir su tarea, reconoce hoy que necesitas la ayuda de Dios (Génesis 24:12). Entonces, caminarás en paz sabiendo que Dios contesta tu oración incluso antes de que termines de orar, porque Él siempre ha conocido tus necesidades. Él te ve, te escucha y actúa según lo que piensa de ti (Salmo 34:15).

Ahora, ve y canta alabanzas en voz alta a Aquel que cumple Sus promesas para siempre.  Ninguna de Sus promesas quedarán sin cumplirse. Con seguridad puedes dar un paso adelante en fe, porque Aquel que te llama es fiel, y Él lo habrá. Cuando dependes de Dios, nunca serás decepcionada.

 

Grace Ann

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