Amo la manera en que Jesús nos enseña. Utiliza ilustraciones vívidas y metáforas para comunicarnos verdades que tienen el poder de transformar nuestras vidas. Esto es lo que Él hace en Juan 15.
Quizás este sea un pasaje que has leído una y otra vez, o tal vez sea la primera vez que lo lees. Sea cual sea tu caso, te animo a pedirle a Dios que te muestre quién es Él a través de estas palabras. Después de todo, Él las escribió para ti, y Su Palabra nunca vuelve vacía (Isaías 55:10-11). Su Palabra siempre anima, ayuda y satisface. Esta es una promesa en la que puedes confiar.
Entonces, ¿quién es Dios en este pasaje?
Primero que nada, veo a un Dios que descendió del cielo para estar con nosotros, para comunicarse con nosotros y mostrarnos la mejor manera de vivir. Jesús es Dios hecho carne, la Palabra que estaba con Dios desde el principio (Juan 1:1, 14). Jesús nos muestra el corazón de Dios. Podemos conocer verdaderamente quién es Dios al estudiar la vida de Jesús.
Al observar a Jesús en este pasaje y escuchar Sus palabras, veo a un Dios que desea tener una relación con nosotros. Veo a un Dios que se preocupa por nosotros y nos limpia de todo pecado. Veo a un Dios generoso, que se da por completo — la plenitud de Su gozo, Su vida y Su amor (Juan 17:13; 10:10; Efesios 3:19). Veo a un Dios que quiere que vivamos en abundancia ahora y por la eternidad.
Jesús, que es Dios, tiene en mente lo mejor para nosotros. Quiere que vivamos una vida de gozo y paz abundantes, una vida plena en Él, algo que el mundo no puede ofrecer. Jesús vino para darnos vida abundante ahora y vida eterna para siempre.
Una verdad a la que siempre vuelvo es esta: Nada de verdadero valor puede lograrse sin el Señor. Jesús lo deja claro en este pasaje. Vivir una vida de abundancia y propósito comienza permaneciendo en Él.
Reflexiona sobre tus respuestas a estas preguntas:
¿Vive el Espíritu Santo en ti? La Biblia nos dice que Dios mismo habita en nosotros por medio de Su Espíritu cuando ponemos nuestra fe en Él (Efesios 1:13-14). En el mismo momento en que crees en Jesús, Su Espíritu te sella para vida eterna con Dios.
¿Estás viviendo en Dios? En otras palabras, ¿eliges permanecer en Cristo cada día? Permanecemos en Cristo pasando tiempo con Él en Su Palabra y dejando que Su Palabra nos santifique. Permanecemos en Cristo mediante la oración, la alabanza, la gratitud y la obediencia.
La única manera de experimentar la vida abundante ahora y la vida eterna para siempre es cuando Dios vive en nosotros, y nosotros vivimos en Dios.
Piensa en un árbol frutal en verano — vibrante, lleno de vida y gozo. El fruto está listo para ser recogido, y sabe dulce. Esta dulzura es símbolo de la vida y la abundancia del árbol. Florece porque está conectado a la fuente de agua. Sus raíces son profundas y se mueve hacia la luz.
Cuando permanecemos en Jesús y nos mantenemos conectados a Él, la fuente de la vida, estamos plenamente vivos. Experimentamos bienestar y damos mucho fruto — fruto en abundancia — el fruto del amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre, fidelidad y dominio propio (Gálatas 5:22-23).
El mundo ve nuestra vida y se hace preguntas, y estamos listos para dar razón de la esperanza que tenemos (1 Pedro 3:15). Nuestras vidas les muestran a Dios, el dador de todo lo bueno, correcto y verdadero.
Permanecer en Cristo no solo nos permite experimentar la vida abundante y eterna, sino que también nos permite unirnos a Jesús en la voluntad de Dios: proclamar el nombre de Jesús (Mateo 28:19-20) y vivir una vida de sumisión a Él. Esta es la razón por la que damos fruto (Juan 13:35).
Amiga, anímate. Camina hoy en la vida de Cristo. Su vida es tuya, y es abundante y eterna.
“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.” (Juan 10:10b)
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
Grace Ann Oglesby
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Desafío Semana 2
Una prueba de que eres un discípulo de Jesús es que llevas el fruto del Espíritu (amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre, fe y dominio propio). Dedica un tiempo esta semana a animar a otros creyentes en los aspectos en los que veas el fruto del Espíritu en sus vidas. Ora y agradece a Dios por la obra que está haciendo en su pueblo.
Semana 2 – Plan de Lectura
Semana 2 – Versículo a Memorizar