Solía pensar que caminar con sabiduría significaba caminar a la perfección, sin errores ni remordimientos, solo un camino ininterrumpido de progreso. Realmente creía que si lograba poner todo en orden, finalmente sería libre. Siendo honesto, esa forma de vida no me hizo sabio. Me cansó, me asustó y me estancó.
Eso es lo complicado del perfeccionismo. Finge ser útil. Te susurras: “Solo intentas hacerlo lo mejor posible”, mientras silenciosamente te roba alegría, impulso y paz. En algún momento del camino, comencé a equiparar la sabiduría con la perfección hasta que Dios comenzó a mostrarme, paso a paso, que vivir con sabiduría no se trata de nunca equivocarse. Se trata de seguir adelante, incluso cuando no estás seguro. Se trata de rendirse a Cristo, no de esforzarse.
Efesios 5:15-16 dice: “Por tanto, consideren con diligencia cómo viven, no como necios sino como sabios, aprovechando cada oportunidad, porque los días son malos”.
Estos versículos tienen mucha importancia, pero no es del tipo que te aplasta. No es una presión para actuar. Es un llamado a estar presente. Pablo no nos dice que vivamos a la perfección. Nos dice que vivamos con cuidado, sabiduría e intención.
Y esa distinción importa.
Vivir con sabiduría no es un control férreo. No es obsesionarse con decir lo correcto, hacer algo cada segundo del día. La sabiduría consiste en caminar al ritmo del Espíritu, dejar que la perspectiva de Dios moldee nuestras decisiones y aprovechar al máximo los momentos que se nos presentan. Esto no se debe a que estemos tratando de hacerlo todo bien. Al contrario, sabemos que vivimos en tiempos difíciles.
“Aprovechando cada oportunidad…”
Hace poco hablé con mi terapeuta sobre cómo se manifiesta mi perfeccionismo. Quiero mejorar en algo, pero también quiero hacerlo a la perfección. En esos momentos, siento que debería poder identificar la mentira, reemplazarla con la verdad y seguir adelante con total confianza de un solo intento. Alerta de spoiler: así no funciona.
Hablamos de cómo el perfeccionismo nos impide siquiera intentarlo. Nos dice que si no podemos hacerlo bien, no deberíamos hacerlo. Y esa forma de pensar me ha impedido estar presente para los demás, aprovechar las oportunidades e incluso orar, a veces porque sentía que no estaba “lista”.
Pero cuando Pablo dice “aprovecha cada oportunidad”, no se dirige a una iglesia llena de gente refinada con agendas de colores y cero ansiedad. Se dirige a creyentes de verdad en un mundo quebrantado. Personas como nosotros. Y dice: no esperes a sentirte perfecto. De todos modos, camina con sabiduría.
¿Cómo es realmente andar con sabiduría?
Pablo no nos deja con la incertidumbre. En el resto de Efesios 5:15-21, nos da una imagen de la sabiduría llena del Espíritu, que se caracteriza no por una perfección rígida, sino por el gozo, la gratitud y la humildad.
- Ser llenos del Espíritu: no esforzarse más, sino entregarse más.
- Cantar salmos, himnos y cánticos espirituales: una adoración que rebose del corazón, incluso en las dificultades.
- Dar gracias por todo: no porque todo sea fácil, sino porque Dios sigue siendo bueno.
- Sométanse unos a otros por reverencia a Cristo: vivir con gracia hacia los demás en lugar de dominio u orgullo.
No hay ningún indicio de perfeccionismo en este pasaje, solo libertad, presencia y propósito.
Lo que estoy aprendiendo
Así que aquí es donde me encuentro ahora mismo. Todavía estoy en proceso. Sigo sintiendo la atracción del perfeccionismo. Todavía tengo momentos en los que quiero hacerlo todo bien a la primera. Pero estoy aprendiendo a identificar esa presión, a respirar hondo y a seguir adelante de todos modos.
- Estoy aprendiendo que caminar con sabiduría puede significar
- Llegar tarde, pero llegar con amor.
- Hablar con delicadeza, incluso cuando mis palabras no son elocuentes.
- Orar con oraciones desordenadas.
- Decir que sí cuando quiero pensar demasiado.
- Confiar en que Dios se preocupa más por la fidelidad que por la perfección.
Y eso es liberador.
Caminar con sabiduría no significa ser la madre, la esposa, la amiga o la líder perfecta. Significa estar presente con Dios y con los demás, guiada por el Espíritu, y dispuesta a decir que sí al día de hoy, aunque sea un poco inestable.
Un último pensamiento
Pablo no dice “camina con perfección”. Dice “camina con sabiduría”. Y esas son buenas noticias para perfeccionistas en recuperación como yo.
Así que hoy, ya sea que estés luchando contra la voz del perfeccionismo, tomando decisiones que te resultan difíciles o simplemente intentando estar atento a lo que Dios hace a tu alrededor, Él quiere que camines con sabiduría. Que entregues tus momentos al Espíritu que te llena, te guía y te da fuerza.
Y que sepas, en el fondo, que vivir con sabiduría no proviene de tener todas las respuestas. Proviene de caminar con Aquel que es el Camino.
Ashley Trail