Espera en el Señor

 

¡Esperar! Una pesadilla para la mayoría de nosotras. No nos gusta esperar. De hecho, los avances tecnológicos han aumentado nuestra aversión a la espera, porque todo lo obtenemos rápido. La sola idea de tener que esperar por algo nos irrita. Y, tristemente, de alguna manera hemos importado esa actitud a nuestra relación con Dios. Cuando Él no nos responde cuando queremos, buscamos otros medios o pataleamos y nos alborotamos como niñas pequeñas. Incluso cuando Él nos ha insistido en que esperemos, nos cuesta mucho hacerlo. 

 

Pero en las dos escrituras que leemos hoy, vemos el beneficio de esperar en el Señor. ¿Qué hace la espera por los hijos de Dios? Les enseña a depender completamente de Él y los capacita para manejar lo que Dios quiere hacer en y a través de cada uno.

 

La espera refina tu carácter. Te hace madurar. Te quita los excesos y construye en ti un espíritu perdurable. Metafóricamente, la espera transforma a los niños en adultos. 

 

Cuando aprendemos a esperar y a esperar bien (quiero decir, que no nos pasamos el día quejándonos y autocompadeciéndonos), nos pasamos el día haciendo lo que Dios desea. Pasamos nuestros días en alegría, gratitud y satisfacción, que inspiran esperanza por lo que está por venir. 

 

Esperar bien nos impulsa hacia arriba y hacia lo que Dios ha dicho que sucederá para nosotras. Esperar elimina el yo y el egoísmo de nosotras y abre nuestro corazón al pueblo de Dios. 

 

No sé cuánto tiempo llevas esperando a que se cumpla una promesa de Dios o esperando algo o a alguien. Yo también he estado esperando, y no es una temporada fácil. Lo que me mantiene cuerda son las palabras que Dios me ha dicho. Las llevo en el corazón. 

 

Cuando las situaciones de la vida quieren robarme esas palabras, continúo aprendiendo a clamar a Dios en busca de ayuda. Rodéate de las hijas de Dios, porque son un gran sistema de apoyo. Ellas te estimularán y te animarán a esperar el cumplimiento de lo que Dios ha dicho. De hecho, te escucharán desahogarte, luego te consolarán y redirigirán tu atención hacia Dios. 

 

Por encima de todo, habla siempre con Dios. Dile qué te duele y cómo te están fallando las fuerzas. En Su misericordia, Él te proveerá de la fuerza para honrarlo y obedecerlo incluso en tu tiempo de espera. 

 

Espera en el Señor y ten buen ánimo. Tus ojos verán a Dios cuando esperes en Él. 

 

Que Dios te bendiga, 

Ebos.

 

 

Semana 5 – Desafío

 

Toma un momento de tranquilidad y examina tu corazón. ¿La veracidad y el honor de Dios están en el primer plano de tu corazón? ¿Qué pasos podrías dar para convertirte en una mujer de veracidad y honor y crecer como tal?

 

Semana 5 – Plan de Lectura

 

Semana 5 – Versículo a Memorizar

 

 

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes