Dios esta Cerca.

 

 

La historia se repite. En este caso horriblemente. El término genocidio no fue acuñado sino hasta 1944, pero Oxford lo define como, “la matanza deliberada de un gran número de personas de una nación particular o grupo étnico con el objetivo de destruir esa nación o ese grupo.”

Tales atrocidades han ocurrido a lo largo de la historia. El Holocausto es el ejemplo moderno más conocido y estudiado, y consiste en la ejecución masiva de los judíos europeos bajo el régimen de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Hay demasiados ejemplos para enumerar, pero el genocidio, insondablemente, continúa hasta el día de hoy: miren a los uigures en China, miren a Yemen. 

El genocidio es el peor, el más cruel de los crímenes. Nuestro pasaje de hoy de Éxodo 1 detalla cómo el Faraón egipcio ordenó a las parteras que mataran a los hijos de las mujeres hebreas. ¿Por qué haría esto? La nación hebrea estaba creciendo y prosperando a pesar del duro trabajo y la opresión a la que los sometían los egipcios.

Se nombran específicamente a dos de las parteras Sifra y Fúa y el verso 17 dice, “Pero las parteras temieron a Dios y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños.

Estas dos mujeres temían más a Dios que al rey egipcio. Ellas reverenciaron la autoridad de Dios más de lo que respetaron la autoridad de Faraón. Ellas fueron valientes. Desafiantes en silencio. Fieles.

Cuando más tarde fueron cuestionadas acerca del por qué habían dejado vivir a los niños, las parteras se desviaron creativamente alegando que las mujeres hebreas rara vez necesitaban su presencia. Frustrado el Faraón amplió su plan, declarando que “Todo hijo que nazca lo echarán al Nilo….” (Éxodo 1:22)

Dios vio la fe de estas mujeres y la honró al darles hogares, y dejando que el pueblo hebreo se multiplicara y se hiciera muy fuerte.

Y tal vez Dios no fue el único que vio la valentía de Sifra y Fúa. Ellas crearon un legado de  fe valiente y puede que directa o indirectamente hayan dado a la madre y hermana de Moisés el coraje para intentar salvarlo. Imagínate lo diferente que sería la historia del pueblo de Dios si se eliminara a Moisés de la historia.

No sé cuántas vidas Sifra y Fúa salvaron, pero incluso un solo niño salvado permitiría innumerables descendientes en las generaciones siguientes.

 

Me encanta que Dios haya escogido dos mujeres normales y trabajadoras para proteger a Su pueblo. Me encanta que sean específicamente nombradas y recordadas en la Biblia; su contribución fue significativa y única. Y me encanta que su obediencia a Dios en lugar de a los hombres ayudara a limitar el genocidio de la nación hebrea.

Dios usa a personas ordinarias, incluso en tiempos extraordinarios. Él puede hacer milagros  de lo mundano. Seamos como Sifra y Fúa, sirviendo silenciosamente y siendo consistentemente fieles a pesar del mundo que nos rodea.

 

Sara

 

Desafío Semana 6:

 

Debemos transmitir nuestra fe a nuestros hijos y a la próxima generación, dejando un legado piadoso para los que vienen detrás de nosotras. ¿Quién ha vivido bien su fe y te ha inspirado a hacer lo mismo en tu vida? Esta semana, asegúrate de compartir la diferencia que ella ha hecho en tu vida. ¿A quién puedes contactar para invertir intencionalmente en ella? Hay muchas maneras de dejar un legado piadoso, pero todas comienzan de la misma manera: elegir dar el primer paso.

 

Plan de Lectura – Semana 6 

 

Versículo a memorizar – Semana 6 

 

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